Libro recibido en 1998, como regalo de cumpleaños. Acumula años en la
estantería. Fino e ideal para un verano de tardes largas. De letra gorda y de
pocas páginas, de ambiente detectivesco sin detectives. De ambiente policial
con agentes al margen. De amnesia como telón de fondo. De querer conocerse a sí
mismo a medida que lo que parece una familia se rompe y el amor escondido
renace para acompañar al protagonista en su auto identificación. Tramas donde
las pistolas dejan huellas de sangre y el misterio se resuelve en final trabado
y un tanto confuso. Pero el objetivo se cumplió. Dejar rastro de algo que
sirvió para matar las horas de esas tardes perezosas.
El criterio de las moscas. Luis Manuel Ruiz. 1998
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