sábado, 4 de abril de 2015

zamora antes



La semana santa en Zamora se vive por anticipado. Ya con antelación se dejan ver signos. Los fijos en forma de locales de cofradías que se preparan para su gran fiesta. Los temporales en forma de exposiciones como la que alberga la Iglesia de la Encarnación, no dedicada al culto, en la Plaza de Viriato. Sus paredes se llenan de fotos, grandes y pequeñas, y de algún video. Todo envuelto en música de penitencia que acompañan recogimiento y ojos apenas vistos tras telas que cubren los cuerpos. Se trasladan imágenes, ya dentro de recintos o sacados al exterior para ser transportados en furgonetas, con estandartes. Los recuerdos de nazarenos en muchos puntos. Tiendas que ofrecen telas para confección o artículos listos para llevar. Los colores de las cofradías, los baberos inmaculados para los más pequeños. Pasando a la Iglesia de Santa María al Nueva vemos que se vela al Cristo Yacente y la ceremonia religiosa a punto de empezar consiste en dar la bienvenida a los nuevos miembros de la Hermandad, pequeños y mayores que reciben la felicitación de los hermanos mayores y el medallón que certifica su pertenencia. Las fotos se suceden, con los familiares orgullosos de vástagos o amigos. En la Iglesia de San Andrés hay concierto. Templo de planta extraña. Nave que se bifurca en tres altares con dos retablos. Bajo uno de ellos se instalan las sillas de los músicos. A la izquierda la Virgen de la Saleta, hermosa con traje blanco y con dos niños a su vera, obra de Ramón Álvarez. Dicen que se apareció en los Alpes Franceses. Suenan poco los ensayos. Los jóvenes nerviosos. Es la Joven Orquesta Sinfónica de Zamora. El cura joven da la bienvenida al público. Familiares, fotos y videos. Es la Iglesia del seminario de San Atilano, adyacente, el patrón de la diócesis. Empiezan las cuerdas y luego se suma el viento y percusión, cuando lleguen las marchas procesionales. Dos muy bonitas, la fúnebre de Thalberg y el Mater Mea de Dorado Janeiro. Se aplaude con ganas y se suceden las felicitaciones. Entre medias el whatsApp sirvió a mas de un padre de entretenimiento. Quizás aburridos de sus hijos artistas. No se puede abandonar Zamora sin visitar el museo de Semana Santa. Extenso edificio de techos altos que permite ver cara a cara muchos de los espectaculares pasos que desfilarán en unos días. Los sayones que flagelan son obra de Alonso de Remesal, discípulo de Gregorio Fernández. Y destacan dos autores por encima de todo. El local Ramón Álvarez, del que se puede destacar todo. Por quedarnos con algo, citaremos La caída, la Crucifixión, que presenta el clavado en la cruz, La Lanzada con el caballo de Longinos y el Descendimiento. Plenos de detalles y con composición cuidada. El otro protagonista es Benlliure con un paso llamado Redención, de tonos pálidos y el increíble El descendido, que realizó con sólo quince años. El video cercano pone sonido y música a lo que sucede en la realidad de la calle cuando las imágenes parecen cobrar vida con el movimiento acompasado de pies. Silencios y murmullos.

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