
El museo diocesano es otro gran
desconocido de Vitoria. Sito en la Catedral Nueva, proyecto comenzado en 1907
pero inacabado de acuerdo a la maqueta inicial. Templo alto y frío. Engaña,
parece viejo pero no lo es. Definamos edades. Mas viejos son los fondos del
museo. De nuevo nos volvemos paseantes únicos entre pasillos repletos de buenas
obras. El Cristo tallado sin cruz de Zurbano es del XIV, desproporcionado y
azulado, con ojos cerrados. El conjunto funerario de los Martínez de
Salvatierra integra un lienzo, copia del Descendimiento flamenco de Hugo Van
der Goes. Un Greco, el San Francisco de rodillas, oscuro y pálido. El calvario
de Goiain es diferente, anónimo del XVI, el Cristo es hermoso, pero las tallas
adyacentes parecen infantiles, figuras de Belén, de colores vivos, y pequeñas
con respecto al crucificado. Las dos obras principales podrían ser la
Inmaculada de Alonso Cano, pintados sus ropajes de tonos clásicos y amplios,
donde destaca un gesto altivo, casi de perfil, pero sereno. Rodeada de ángeles
en forma de cabezas aladas. Contrasta ese gesto con el de la talla de la
Inmaculada de Pedro de Mena. Pequeña y delgada, manos juntas, humilde y de
mirada abajo. El texto dice que la Catedral se consagró el 24 de septiembre de
1969. Yo estaba ahí, seis años, en las afueras, en la calle que conduce al
templo, rodeado de miles de personas. Todos quizás aclamando al caudillo que
llegó en coche. Yo vi el coche, quizás negro. Yo recuerdo algo, no recuerdo los
gritos. No sé si yo dije algo. Demasiada gente. Quizás en brazos para ver. La Catedral
al fondo, inaccesible.
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