
Escenarios para que la diligencia de
John Ford vuele, y otro John, Wayne, reparta tiros. Polvo del desierto y
paisajes para la memoria. Tardes de domingo, o de sábado, cine y gritos, y
aplausos, y sobresaltos, malos y buenos en un mundo dirigido de pantalla que
ilumina ojos como platos y boca abierta, y yo sostengo la respiración. Es el
mundo de la infancia, revivido años mas tarde en caballo de acero, en la
soledad del paisaje, grande como para perderse pero pequeño y concentrado en
neuronas que no olvidan. En el 2007.
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