sábado, 21 de junio de 2014

la roja



Todavía está fresca la eliminación y siguen saliendo cuñas publicitarias animando a la roja, hay que estar mas vivos. Días de cambio en lo futbolístico y en lo real, que tenemos monarca nuevo, en ceremonia de antaño, dicen que poco ornada, dicen que no se iban a gastar nada en el cambio, palabras. El pueblo sale en Madrid a ver el desfile pero no en demasía, tira más el Madrid o el Atleti, la corona esta en caída, y si no al tiempo, que todo lo pone en su sitio, aunque no cura, el tiempo hace lo contrario, envejece al que menos se lo espera. Les pasó a los nuestros, los de la pelota, nadie ha inventado todavía el elixir de la eterna juventud, se hacen intentos, baldíos, nadie sabe dónde está el manantial de vida eterna. La iglesia lo tiene claro, dentro de ella, pero estarán enfadados ahora que el nuevo Felipe no celebra ceremonias o misas al uso para celebrar su llegada al trono. La pelota puso a cada uno en su sitio y no pasa nada, se acaban los fastos, la ilusión de muchos, el camino de otros, y hay que aceptar que el juego, ¿o no era eso?, sólo entiende de blanco o negro, existen matices de suerte, buena o mala, juego y entrega, pero nadie suele acordarse de los segundos del podio. Existe la victoria, éxtasis para hoy, alegría para mañana y hambre al cabo de cuarenta y ocho horas. Es así y nadie lo va a cambiar, pasará tiempo antes de que se junten los astros y algunos peloteros se reunan, se pongan una camiseta de color rojo y reinen sobre el verdor. Entre medias tendremos reinado, en plena madurez del sexto de los Felipes, reyes hasta el quinto de otros tiempos más oscuros. Para entonces, digo yo, para cuando se ponga en tela de juicio la institución quizás no seamos tantos, quizás las periferias hayan abandonado ya y hablen sus habitantes otras lenguas y salten al campo con otros colores y los himnos sean diferentes y quizás eso sea lo que tenga que suceder si así lo quieren, pero a mí me dará pena, porque no hay nada como convivir, avenidos bien o mal. Sensato, lo dijo el ya ex príncipe, aquí cabemos todos. Lo subscribo. Y aún digo más, cabe la humanidad en un alma, porque fuera pieles o lenguas, algo nos une, un deseo irrefrenable de felicidad, digamos civilizada, bien es cierto que las imágenes de ulterior nos traen barbarie e incivilidad, donde el ser humano no llega siquiera al estatus de tal. Largo camino por recorrer, tan largo como hace cincuenta años, imperceptible variación de mejora, es lo que tiene contar en años cuando la tierra se hace vieja y cumple millones de esos años que a nosotros se nos antojan tan cortos. Por eso, búsquela, digo la felicidad, y encuéntrela mas pronto que tarde, mire dentro, de sí mismo, no está tan lejos, serán momentos escasos, se transformarán en sosiego, se transformarán en todo eso que nos hace diferentes a los animales, saldrá una sonrisa, y luego irradie, brille y contagie su vivir, aún temporal, aún escaso, áun ligero, compártalo.

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