sábado, 24 de mayo de 2014

de domingo a viernes



Que la campaña electoral no interesa a mucha gente es un hecho. Aburridos los candidatos, poco creíbles, al pitufo azul que presenta el partido del gobierno se le conoce por el segundo apellido, pasará a la historia como el machista engreído. Paso a los pequeños, a los que no están manchados de palabras vanas y acciones vergonzantes, ni acaparan medios y carteles. Al pueblo le interesa mas el futbol, el derby que vendrá hoy, que no es transcendental para la vida, que es éxtasis para hoy y mañana y hambre para el lunes. Pero el pueblo es soberano, para lo bueno y para lo malo. Vivir el día, el momento, quizás sea la solución, apañárselas como sea, el futuro no importa. Visitamos las Ventas y damos la vuelta al coso por fuera para encontrar el acceso a la exposición que conmemora la primera corrida que torearon juntos Joselito y Belmonte en Madrid. Ha pasado un siglo.  Recortes, fotos, cuadros, imágenes, la vida antigua en vitrinas y textos. El miedo o la espera en las caras. Decía Belmonte que el miedo atenaza, los que están al lado, aficionados, sonríen, no torean. En la entrada de cuadrillas, las caballerizas muestran a un hermoso caballo que da unos paseos por el barro. Huele a eso, a cuadra, y la gente se empieza a acercar, los toros vendrán por la tarde. En el fin de semana de los museos nos acercamos al Cerralbo, situado enfrente del emplazamiento del templo de Debod. Hay visitantes pero no hay apreturas. Hermoso palacio de los marqueses de Cerralbo, el último, carlista que sin descendencia dona sus pertenencias al estado. Aposentos amplios y lujosos, con colecciones de arte y todo tipo de cachivaches. Tres cuadros a destacar, una Inmaculada de Zurbarán, un Ecce Homo de Solis y una señora desconocida de Carlo Dolci, en un rincón de una sala repleta de retratos. El salón de baile cierra la visita y sorprende por su hermosura y su juego de espejos. Lujo al servicio de la nobleza. Ya afuera el día es soleado y caluroso, la marea humana toma Madrid y la música lo inunda todo, zarzuela en la calle Arenal, que congrega un amplio corro, boleros y danzas del Madrid de antaño en el escenario de la Plaza Mayor  y el canon siempre vivo en Preciados. Es domingo por la tarde, y saltamos en el tiempo al viernes, los perros se visten de Diego Costa y Ronaldo, de colores y blancos, quizás vayan a Lisboa también. Volvamos a la música, en el Calderón, poderoso espectáculo del equipo de Rojas y Rodriguez, dos bailarines madrileños que fusionan flamenco, hip-hop y break dance en un derroche de fuerza, sonido y color. Música y baile con pasión en un conjunto que logra ovación tras ovación, premio a la entrega y a la calidad de todos los que actúan. Sorpresa en el planteamiento, estética sobresaliente y desgarro en voz. Violín y batería, y piano para acompañar a la guitarra flamenca y a las luces. Sobresaliente.

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