sábado, 14 de septiembre de 2013

ser cómo


Lo dicen en la tele. Los niños quieren ser como Nadal. Lo entiendo. Será por fama, por ser invencible, por dinero, o por nada de eso. No entienden, son niños. Yo era como ellos, con ídolos futbolistas a los que no pude alcanzar. Y todo se pasa. No hay nada como la realidad para ponerte en tu sitio. Nadie sabe el trabajo que hay detrás de esa figura del deporte. Sólo se ve la fachada, no la trastienda. Pero nadie quiere ser como yo. Ni siquiera yo sé si quiero ser como yo. Depende del día. Es el signo de los invisibles, trabajadores, normales, seres anónimos, sin glorias ni laureles, sin visibilidad, sin fotos. Será por eso que guardo y expongo en casa fotos de antepasados, a muchos no los conocí, ni siquiera a los que compartieron horas o días o años, abuelos, ni siquiera a ellos los conocí. Los niños no conocen, solo ven. Y no recuerdo que quisiera ser como ellos, pero sí quería estar con ellos. Y hoy querría verlos cara a cara, tratarlos de igual a igual sin esa diferencia de edad que tapa la realidad y que me contaran qué fue de su vida, de verdad, dónde fueron los anhelos e ilusiones, qué fue de las derrotas y sombras. Imposible misión. Seguiré esperando, el no sé qué.

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