sábado, 17 de agosto de 2013

toros y vitoria


Me sorprende en el último libro que he leído descubrir que en Enero de 1701, en su viaje hacia Madrid para tomar posesión del reino, el primer Borbón, Felipe V, paró en Vitoria, donde dicen que asistió a su primera corrida, donde parece ser que se lidiaron hasta 20 ejemplares. Años después, la feria taurina de la Blanca hace balance y los números no cuadran. La asistencia se ha reducido respecto al año pasado y las imágenes muestran unas gradas desoladoras. No hay nada más triste que un espectáculo sin público. Y es que no será el político o el partido al uso quién acabe con el toreo. Será el espectador, con su aceptación o no, con su presencia o no, quién lo haga, lo mismo que el mismo público se llevará, ojalá, a los mismos que no sean capaces de cuadrar no sólo cuentas, sino de presentar honradez y esfuerzo, sudor y humildad en su labor de servicio al ciudadano.

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