Es la fundación Lázaro Galdiano
la que recogió la donación efectuada al estado por el coleccionista y mecenas
del arte a su muerte. Visitar el palacio que fuera su vivienda en la madrileña
calle de Serrano es un deber. Lo hago después de 30 años residiendo aquí. A
veces lo más cercano se nos antoja lejano. Cuatro plantas de arte dan para
mucho, desde joyas a armería, pasando por orfebrería y llegando a la escultura
y a la pintura. La escultura se llega a acumular en vitrinas, aquello que con
mayor espacio destacaría por sí sólo. Y la pintura es la joya de la exposición,
desde Picasso a Murillo pasando por Zurbarán, El Greco o su hijo Jorge Manuel cuyo
cuadro se asemeja en estilo al de su padre, por no hablar del San Bartolomé claroscuro del
Españoleto, y con toda una sala dedicada a Goya. En fin, todo un muestrario de auténticos
grandes, donde me quedo con el San Diego de Alcalá de Zurbarán, que parece interrogar
al mundo con su fija mirada, o la Ana de Austria de Alonso Sánchez Coello, o la
crucifixión con santos del Maestro de los Nimbos Pintados, de la escuela sevillana,
siglo XV. Para finalizar un poco de escultura, sobrecoge el Cristo atado a la
columna en mármol de Micheangelo Naccherino (XVI), blanco y resplandeciente en la mañana oscura de la Almudena del noviembre madrileño.
Pastel de manzana en Airfriyer
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Batir 1 huevo, un chorrito de aceite, otro mas grande de leche, una
cucharada de Royal y harina hasta que quede una crema. Pelar una manzana y
cortarla en ...
Hace 10 horas
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