lunes, 22 de octubre de 2012

la fiesta de los maniquíes



En algo teníamos que ganar, España, líder mundial en la emisión de DNI electrónico. Eso dice la tele que emite propaganda del Ministerio del Interior mientras esperamos que me llamen para renovar dicho DNI. Y claro que los tiempos han cambiado, ya las colas desaparecieron, ya el proceso es rápido y en diez minutos tengo en mi poder el DNI del futuro, con clave y todo, sólo que ahora no sé qué se puede hacer con él. Pero eso es otro cantar, seamos positivos y reconozcamos que la gestión de la administración ya funciona mejor. Si es que en el fondo no somos tan diferentes que en otros sitios. Aquí, un loco o desequilibrado o despechado por amor mata a la cría objeto de su amor imposible y descerraja un tiro al que pasaba por allí. Ocurrió en la pedanía de El Salobral, en Albacete, lejos de Estados Unidos, pero lo que demuestra es que la combinación locura y arma a mano nos pone cerca de los que parecen tan lejos. Caminamos la calle Bravo Murillo hacia abajo, hoy, día de resaca electoral en Galicia que valida la política de Rajoy por pasiva y por activa. Lo de Euskadi es otro cantar, la derecha nacionalista vuelve al poder y los que parecen más demócratas que nadie, léase Bildu, así de repente, ganan a los que han estado faltos de libertad tantos años, el mundo al revés. Pero es que el mundo parece girar ajeno a la realidad, o será que yo no entiendo la realidad, o será que Rajoy y su mayoría silenciosa tienen razón. La vida sigue y hay que comer y lo hacemos en la cafetería Isabel, en Bravo Murillo, casi pegada a Quevedo, y se come bien, el menú del día, y es una de las cosas que todavía salvan a la España nuestra, la comida. Y seguimos andando, ya van kilómetros desde Plaza Castilla y nos llegamos a la Fundación Mapfre en el paseo de Recoletos donde hay exposición de retratos, que será motivo de comentario posterior, y otra muestra del diseñador Jean Paul Gaultier, y aunque la muestra es estrambótica, ropa de Maddona, Lady Gaga, o diseños para vestuario de cine, sorprende por su buena presentación y puesta en escena, y me sorprende particularmente una cosa y es que las cabezas de los maniquíes no tienen rasgos excepto aquellos sobre los que se proyecta vida en forma de imágenes que hacen que estos gesticulen, cierren ojos, hagan morritos, sonrían, te miren, parezcan seguirte, todo un acierto, incluso alguno habla, como la imagen del propio diseñador o el de la señora que canta “parole, parole, parole,…”, es decir, palabras, las que ayer se ahorraron tantos electores, desencantados o abúlicos, pasotas o indignados, pero no lo olviden, votando con su gesto y refrendando con su ausencia al gobierno actual. Es decir, ausentes cual maniquíes sin palabra.

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