domingo, 27 de mayo de 2012

a escondidas


Asisto atónito a la polémica sobre los himnos, dicen que es delito, a mí me parece una falta de respeto o de educación, nada más. Y la Esperanza se mete en charcos y no sabe salir y lo que ella esconde es algo peor, su complicidad, y es que lo que debiera ser condenable es aprobar una reforma laboral que permite despedir aún con beneficios o abandonar a su suerte a estudiantes de lo público o a enfermos de lo público. O permitir que se vayan de rositas los gestores de eso que se llamaba Caja Madrid, ahora Bankia, icono del poder financiero; y resulta que era todo mentira, la caja del PP era un fraude, una gran trola, un agujero negro que se traga todo, ahora se tragará ayudas públicas, dicen que no se devuelven, y los gestores se cambiarán de empresa y nadie los inhabilitará de por vida. Lo que la esperanza esconde, con minúsculas, es nada. La esperanza es abierta, es franca, es noble, es algo que se tiene, que se desea, que se espera, que se busca, que se trabaja, que la suerte tiene que cambiar, que es lo que piensan muchos parados, desheredados, personas a los que el colectivo arroja al charco, que esta vida no puede ser tan miserable. Pero algunos de ahí arriba no los ven, y no los quieren ver, y desde las alturas despedir y recortar es fácil y es cuestión de números sin remordimientos, y es que esconderse detrás de tonterías es muy fácil, en este caso detrás de patrioterismo de desfile y altar. Y yo sigo asustado con todo esto y empiezo a pensar que se están riendo de nosotros, que nos están tomando miserablemente el pelo. Así que no olvidemos nuestra dignidad, lo que nadie nos debiera nunca arrebatar.

No hay comentarios: