viernes, 20 de abril de 2012

doctores

No creo que Rajoy haya pagado matrícula por el doctorado honoris causa que le han concedido en Colombia. Nunca entendí estas ceremonias donde se recompensan no se qué valores o logros de gente que pasaba por ahí; alguien debería explicarlo, como tantas otras cosas. No importa, la subida de matrículas para estudiar de verdad la pagarán los alumnos. Formarse saldrá más caro y la educación se resentirá por abajo también con esa masificación de aulas que prometen. Bueno, entre todos la mataron y ella sola se murió. No pasa nada, no hay problema, basta con pedir perdón al alumno cuando se convierta en un fracasado. No deja de ser un gesto que honra, ¿o no?, ese de pedir perdón, que se lo pregunten al rey. El mayor activo de la democracia española, según Gallardón, pide perdón y ya algunos exhiben esa pelotería innata y española de alabanza al superior, ejemplo de pleitesía extrema, ¿qué sería de nosotros sin tanta figura histórica?; cansado estoy, me repliego, yo sólo soy un actor secundario, de reparto, figurante activo, los hay pasivos, son otros, los parados, los excluidos, los marginados, que no habitan palacios ni viven del cuento, que se les acabó lo único que tenían, una obligación diaria, el trabajo, toda una vida, miserable muchas veces, quizás feliz, que acabarán pidiendo perdón por existir, merecedores de birretes y doctorados, pero olvidados, pero actores también, como los grandes de España, de esta democracia. Ustedes que votan, aguanten el chaparrón como puedan mientras que nadie les pide perdón por los desmanes económicos pasados ni por los venideros. Pero miren a futuro, sólo nos queda un ratito, hasta la próxima urna, para convertir el reinado de don Mariano en uno de los más breves de la historia de la democracia. Llegará nuestro minuto, o segundo, de gloria. Creo que hasta él lo agradecerá. Su cara lo denota.

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