domingo, 22 de abril de 2012

country

No hay ninguna duda de que la música es sentimiento, y de que tiene que ser tocada desde el corazón tampoco. A la pregunta de alguien sobre qué era el jazz, el pianista Fats Waller contestó: “si no lo sabes ya, no te lo puedo decir”. A veces me pregunto si merece la pena leer sobre música, aparte de dedicarse a escucharla. Y contesto que sí. Las respuestas aparecen para clarificar el por qué de las letras, el por qué se habla de lo que se habla o por qué se vuelca el alma en determinados momentos. Y es que en la mayoría de la música de los pioneros del country el sentimiento mostrado era cierto, era producto de unas condiciones de vida dura, donde la soledad y esta existencia transitoria se reflejaban en acordes y letras. Uno de ellos, Doc Watson, dijo que deberías sentir cualquier cosa sobre la que cantas, y que la emoción debería verse reflejada en la interpretación. Evidentemente las condiciones de vida han evolucionado en la cuna de la música country pero las grandes preguntas y sobre todo el amor o el desamor siguen en perfecta simbiosis con letra y música.
In the country of country. A journey to the roots of american music. Nicholas Dawidoff. 1997

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