domingo, 29 de enero de 2012

Jorge Semprún

Federico Sánchez era el nombre clandestino de Semprún. Militante del PCE tras la guerra civil, el libro arranca en el momento de su expulsión del partido y navega adelante y atrás en el tiempo rememorando y confesando. Se declara cansado del “runruneo beatífico de las reuniones desfasadas de toda realidad social” y de la pereza mental de sus dirigentes. Despotrica contra Carrillo, a quién persigue incansablemente a lo largo del libro, no sin antes ahondar en su conciencia: “Hay que asumir lo que uno ha sido, y yo he sido un intelectual estalinizado. Hay que saber que lo he sido y tengo que explicar por qué lo he sido.”. Y lo explica, y teje una red de idas y venidas, y recuerda Buchenwald, campo de concentración nazi. Y se declara feliz, “tenía veinte años y era feliz. Y yo estaba con los buenos,…”. Y se planta en 1947, en París, y a la pregunta, “y yo, ¿qué era?, ¿quién era?”, responde con lo que hacía, lo que respondería cualquiera, pero se vuelve a preguntar, “¿algo más?” y la respuesta es “sí, todo lo demás, todo lo importante, todo lo que hace que uno sea lo que es,…” Y yo encuentro belleza y ternura en muchos párrafos del libro, y sobre todo, la sensación de que el autor apuesta por lo que cree y lo razona, y mientras se va alejando de fundamentalismos, se vuelve más humano.
Autobiografía de Federico Sánchez. Jorge Semprún (1977)

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