martes, 21 de junio de 2011

esperados y desesperados

SUEÑO. El niño no quería dormir, sólo quería que le descubrieran el alma. Pero como no sabía decirlo dibujaba el mundo. Y pintó una casa, y el sol rojo, que ilumina la escena. Dos seres sentados en un banco. Amantes porque unían las manos, grandes, llenas como el corazón. Y no pintó ojos, absorto como estaba en su memoria, y el niño mostró el dibujo y rió y esperó respuesta pero esta no llegó. Y volvió a pintar, pero esta vez no se acordó de la última vez que estuvo vivo.

INVENTO. Hágase la ingenuidad e invéntate un catálogo de recuerdos, escuchó decir. Una mirada, sólo eso añadiría, respondió, nada más. Volvió a escuchar la misma voz, tiempo después. Ya te lo dije, contestó. Me parece poco, oyó levemente. Soy de memoria única, replicó. Y de aquella mirada, añadió su pensamiento.

PALABRA. Descubro tu palabra oculta, en un mensaje, oculto, en un móvil, oculto, en el bolsillo más profundo de tu chaqueta. Elementos enviados. El texto lo dice todo, te quiero. Busco mis elementos recibidos, no hay nada. Maldigo las antenas de telefonía, quizás ellas tengan la culpa. Te hablo buscando tu palabra y tu silencio lo dice todo. Será hora de la nada.

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