sábado, 5 de marzo de 2011

palabras

España. Coches, tráfico, sinónimo de discusión. Nos atrae la velocidad, a muchos. Con la edad, uno se calma o no. Depende. De lo que duren los reflejos. Algunos no tendrán la oportunidad de demostrar que estaban equivocados. La segunda oportunidad llega demasiado tarde. También nos atrae hablar. El silencio cuesta, no va con el carácter. Y hablamos, y todos quieren tener razón. Nos metemos a políticos sin querer. Arreglaríamos todo en minutos. Pido silencio. Para escuchar a los que saben. Atentos. Fernando Alonso, piloto de coches, lo que no garantiza el sentido común. Suyas son las palabras, suyo el micrófono: “a 110 km/h en una autopista con tres carriles es difícil mantenerse despierto en el coche”. Yo no tengo micrófono, tengo palabra y lápiz para escribir. Sí Fernando, tienes razón, yo estoy muerto. Todos los días muero y resucito, esa es mi ventaja, que tú no tienes. Me hago parte de la M40 a 100 por hora, ida y vuelta. Hay días que me mato una vez, otros, dos veces. Y me aburro tanto que cada día elijo dónde pegármela. No voy a poner la palabra que falta. Altisonante ella. La valentía al volante no es sinónima de cordura. Llevo muchos años conduciendo, los últimos 16 años sin multas, y muchos miles de kilómetros a la espalda. Ya, pero eso no cuenta. Por la boca muere el pez. Y a algunos se les acaba el crédito. Que le quiten el micro, por favor, y le den un volante.

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