domingo, 12 de septiembre de 2010

montes, montilla y fidel

Fidel Castro se sincera y dice que “el modelo cubano ya no nos funciona ni a nosotros”. Se refiere a la economía. Es un hecho. Pero no habla de la democracia. Eso es otro cantar. Las ganas de perpetuarse describen una curva exponencial. Hay que saber irse, a tiempo, y no mirar hacia atrás. A las pocas horas rectifica, yo no he dicho eso. Síntoma de cobardía. La bendita democracia es invocada aquí por Montilla, que juzga las elecciones del 28 de noviembre en Cataluña como decisivas para toda una generación. Y tiene razón, porque cada elección es decisiva para intentar ganar adeptos a una democracia que parece languidecer entre tanta apatía. Adeptos que deben exigir a los gobernantes el trabajo serio y la honestidad. Porque el día 28-n es importante pero más lo son los cientos de días que vienen a continuación para demostrar si hay vocación de servicio o no. Repito, temo a la apatía que nos invade y que se oculta, entre otras cosas, bajo el manto del deporte; pareciera que nuestro producto interior bruto depende de que ganemos partidos o carreras. Y no se dan cuenta que no pasa nada cuando se pierde, vamos, que no baja el paro ni la economía mejora cuando se glosan las gestas de los ricos hombres del deporte. Repito, me acuerdo de Andrés Montes, para él comentar un partido de baloncesto era una diversión, que acababa o continuaba después, independientemente del resultado. Los comentaristas de ahora son inaguantables, porque los deportistas españoles tienen que ganar por decreto, porque somos más altos o más guapos o vaya usted a saber por qué. Y el deporte es democrático, a veces ganan los débiles. Y por decreto sólo gobiernan y ganan los dictadores. Las democracias son libres, por eso Cataluña celebra sus enésimas elecciones democráticas, y en Cuba no saben lo que es una urna. Por eso, no dejemos pasar de largo nuestra ocasión de volver a ellas y depositar allí nuestra esperanza de futuro.

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