domingo, 28 de marzo de 2010

unamuno

Se definió en 1903 como orejano, res sin marca, que no pertenece a ninguna ganadería. Independiente, agitador de espíritus, crítico hasta el final, azote de Alfonso XIII, desterrado por la dictadura de Primo de Rivera, en el exilio durante años, vuelve para proclamar la República, se siente engañado por ella, defensor del alzamiento, desengañado a los tres meses, enjaulado en su casa de Salamanca tras el enfrentamiento con Millán Astray, vencer no es convencer, siente el odio de los unos y de los otros. También en 1903, “hay que convertir a la patria en una escuela”, la educación como garante de futuro. “España para los españoles, mientras haya máximas tan estúpidas, no habrá progreso”, dijo. De otro mundo, cansado y desencantado en sus últimos días. En su lápida: Méteme, padre eterno, en tu pecho, misterioso hogar, dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar. De lectura obligada para entender de donde venimos.
Miguel de Unamuno. Biografía. Colette y Jean-Claude Rabaté. 2009

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