domingo, 21 de marzo de 2010

match point

Mientras veo Match Point, con Woody Allen llevando la angustia a las pantallas, la conciencia, la suerte y el azar haciendo de las suyas, otros match points sacuden el planeta, tantos como habitantes casi, match points individuales, colectivos, de estado, de país, planetarios.
Obama espera su momento, la votación de la reforma sanitaria, el que le de la gloria de cambiar para bien, nunca lo olvidemos, la vida de algunos; impresiona oírle decir, “para esto estoy en política”. Envidia sana, lo siento, aquí el match point también existe, los consejeros de sanidad de todas las autonomías se reúnen y se ponen de acuerdo, que bendición que así lo hagan y qué lástima de gasto, lo digo por los muchos jefes. A algunos no les gusta el pacto, más bien no les gusta que se pacte, su match point llegará pronto y la papeleta no caerá en un lado u otro por azar, no.
Mientras, Batasuna y ETA parecen estar en las últimas, también se juegan su último punto, oportunidad para unos de engancharse a algo, a la verdad, la que ellos niegan, que le hagan 20 autopsias al cadáver del etarra desaparecido y que descubran que no le paso nada mas que se murió, de cáncer, no iban a ser los etarras diferentes, se mueren como todos. Y para otros, alimañas con cada vez menos escondites, la oportunidad de dejar las armas, entregarse y dejarnos en paz.
Mientras, la iglesia juega su partido de los abusos. ¿Alguien se extraña ahora? El mar no admite puertas y la naturaleza no se puede domar. El celibato es antinatural y puede en algunos casos engendrar esa especie de monstruos que se ceban con los débiles. Un cura dijo que el matrimonio también era antinatural, muchos le dan la razón y otros muchos acuden de nuevo a él para buscar la felicidad, aún después de haber tropezado, o vivido malas experiencias. Para algunos quizás sea tarde, pero los mayores también se cansan, parece que crecen las separaciones en la tercera edad, el hastío, el cansancio, se prefiere estar solo, con la mala fama que tiene la soledad. Vuelvo a Woody, la suerte manda, aterrador y real a la par.

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