domingo, 6 de diciembre de 2009

pronóstico incierto

El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez, pide respeto para la “identidad nacional” catalana. Está en su derecho, pero a mí me gustaría que pidiera respeto para la “identidad individual” de cada miembro de su supuesta nación, de la población estatal o de la tierra. El dilema inacabable, ¿nación antes que individuo?. Ese individuo que tiene problemas más allá de su sentimiento de pertenencia a una comunidad, que se siente persona más allá de banderas y camisetas, sinónimos de trapos, que se siente digno por pertenecer a la raza humana, no por tener un añadido fronterizo. Es de esas veces que me entran ganas de callarme, de tirarme al monte, de hacerme ermitaño, para no oír, para no escuchar, para dejarlos con sus cuitas, tremendistas a la par que nimias. ¿Será por eso que la Iglesia no tiene curas para cubrir la mitad de las parroquias? Por eso y por muchas cosas más. En estos días en que siempre hay algún anormal que pronostica el número del gordo y lo mete en un sobre, yo voy a ser más modesto y no apostaré nada, sólo pronosticaré que a este paso se van a quedar solos y solas, sacerdotes y parroquias, abandonadas por su pueblo, que busca otra cosa, y no es sed de salvación, sino respeto y solidaridad, compasión y amor. Aunque vaya usted a saber, a lo peor, esta premisa mía también es falsa, en cuyo caso, el monte será mi única opción.

No hay comentarios: