viernes, 4 de noviembre de 2022

mesa

A la izquierda, nada más atravesar la puerta de la entrada, ahí me asomo y veo una mesa camilla donde se come de otra forma y que ocupa parte de la sala de estar, que es cuadrada, con sillones de orejas para los mayores y sillas para el resto, con aparadores bonitos y tele antigua, con luz que entra del patio, con sol; con horas de holganza, a veces dibujo las fotos de la revista que compra mi abuelo, el toro o el torero, y el picador a caballo. Nada queda de aquellos dibujos salvo que yo sé que los hice. Como no queda nada de las conversaciones, de los silencios, de las pequeñas copas de licor o del filtro de agua de porcelana, de pie, siempre presente, o como no queda nada de mis pasos descalzos, de aquí para allá, sobre un suelo de terrazo o de imitación porosa que podría pasar por lo que no era y que ella siempre fregaba mientras cantaba.

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