miércoles, 12 de octubre de 2022

incontrolable

Hay llamadas que hacen llorar, y libros que me sacan una sonrisa, todo parte de la vida que depara días aciagos y otros brillantes, días de sol y tardes de lluvia torrencial. Hay luces sin sirena, intermitentes, que se cuelan por las rendijas de la persiana, y que ni siquiera los párpados cerrados pueden evitar verlas. Luego dormiré como un bendito, lleno de un sopor indescriptible, en calma. Luego llegarán los miedos irracionales, luego vendrán los razonamientos que a veces pueden con los temores. Luego dejaré que fluya la vida, incontrolable. Luego me recogeré en un ovillo, y me abrazarás al encontrarnos en la calle como si no nos hubiéramos visto hace sólo unos minutos (yo caminaba inseguro por no estar tú a mi lado). Y finalmente soñaré, no sé si mis ojos están serenos cuando me subo a un barco que navega el Tajo, sin saber si vamos al Oeste o al Este, bajo por un momento, qué fácil desembarcar, y entonces veo que sigue su marcha sin esperarme y tendré que correr para alcanzarle y embarcar de nuevo o decirle adiós con la mano.

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