domingo, 26 de junio de 2022

querubines

Muchos tenemos algo de Diógenes y acumulamos queriendo o sin querer. Puede ser algo tan simple como bolsas de papel o de plástico, o tan indelebles como los recuerdos, materializados en objetos o en entrelazadas hebras que pueblan nuestra memoria.


Por eso de vez en cuando es bueno ir al punto limpio y arrojar trastos al contenedor desde esa altura desde la cual los relojes casi se destrozan aunque los insensibles angelotes, soldados al armazón, siguen sonriendo tras el impacto, duros y no pintados como clamaba Machín, sino esculpidos, redondos querubines.

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