Como en los animales que huyen de las llamas hay un miedo en mí, tardío, que quiere huir y llegar cuanto antes.
Qué lástima que haya palabras y reencuentros que vengan tras el dolor de la pérdida.
Dos coches pintados con colores vivos, antiguos, de largo alcance y escasa velocidad, ponen una nota diferente en una pared a la que le vino la mugre del tiempo para luego quedarse blanca antes de que el firmante soñara y plasmara.
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