A veces las manos se hacen gigantes y parecen habitar los sueños, y dan vueltas a la par que nuestras noches, que vinieron tras tardes preciosas que no se nublaron aunque llegaron velos y cortinas, unos oscuros, otras opacas.
Si me preguntas si es posible apreciar el silencio te contestaré que seguro, sobre todo ese silencio que se puebla de brisas, vientos y cantos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario