miércoles, 5 de enero de 2022

cotidiano

El amanecer de ese día era colorido, con franjas que alternaban tonalidades, precioso. Al día siguiente la imagen era similar, la vi, sin más, para descubrir que no es lo mismo ver que mirar.


El abuelo no sube la persiana para no despertar a la nieta.


Las piedras quedan, parecen las mismas de hace 35 años. Es una iglesia que no envejece. Los que asistimos al funeral tenemos años que dejan huella.

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