viernes, 9 de julio de 2021

ida.8


Lerma tras un par de curvas, antes se atravesaba con paradas en semáforos. Gente y restaurantes. Cuatro torres en punta, palacio. Seguro que ofrecen cordero. Empinada cuesta para llegar a esa plaza llena de coches. Y un bar donde mas de una vez y mas de dos paramos. Coca cola en vaso de cristal largo con hielo y limón. Después un campo de fútbol. Recuerdos de feria agrícola. Queda mucho o poco, según se mire. Luces de frente y en retrovisores. Y caminos entre verdes que nunca correré. No lloraré, hoy es 2017. Curvas que cambian la perspectiva de un pueblo que baña el río. A la salida bares de carretera, e hileras de árboles despoblados. ¿Y si no viera en la oscuridad? A ciegas diría que llegamos a Burgos. Esos molinos están iluminados. Veo las aspas, blancas, dan vueltas. Pero no oigo el zumbido, atronador. Imagino hélices de agua, trasplantadas a tierra. El espectáculo es vibrante. Pareciera que los electrones recorrieran una espina que atraviesa la tierra. El labrador, restaurante, ahí estuvo el Azor. Veo serpientes en forma de coches de luces rojas, algo que seguir. Recibe el Cid. Antes el club las Malvinas y el Alfoz. Sigue Carlos y su guitarra, y la torre de Landa. Se atisba la Catedral. Bruno llega a casa, a su Cartuja. La agenda de notas no tiene luz. Ni el bolígrafo. Hora de parar y pensar.


No hay comentarios: