No hay nada como la mirada, insistente, tenaz. Mirar, mirar y siempre mirar. Para no perdernos nada, para verlo todo, para abarcarlo todo aunque sea imposible. Y luego andar, gritar, pedir ayuda, y luego reposar, y luego tomar ese puñado de arena y no apresarlo, sólo sostenerlo, observarlo, parte de mí. Y después elevo los ojos para seguir la estela del sol, que me hace y pone sombras. Entra por una ventana que tiene persiana. Y va bajando aunque no se va, nunca lo hace, y mejor que no lo haga.
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 3 semanas
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