sábado, 18 de abril de 2020

inocencia


Inocencia, bendita, la que me hace construir casas de palillos, castillos de naipes y torres de arena al borde de las olas de la eternidad. Hablo en presente. No quiero perderla, creo que nunca lo hice, mi única forma de aferrarme, de no seguir haciendo preguntas. De no pensar por qué escribí correndio en vez de corriendo. De seguir pintando siluetas de tejados, por encima de las casas sólo el cielo. Colores en las fachadas y visillos plegados en las ventanas. Y mi madre dice que me han bendecido, para ella siempre seré un niño. Espere, ahora me hago adulto por un rato, para volver a los clásicos, y asistir con los ojos bien abiertos a la representación de Misántropo, de Moliere, pestañeo por obligación. Fíjense que se escribió en 1666 y es actual además de real. Me vuelvo a los 60 o a los 70, olores de horno, el amanecer horneó todo y dejó el aroma que nunca se va. Y ahora dibujaré una pelota grande, brillante, para hacerla rodar.

No hay comentarios: