sábado, 30 de junio de 2018

mundial.3


Colombia, de amarillo en la grada, se vuelve loca con el gol. Y el entrenador parece quedarse huérfano de abrazos. Goles de goleadores, goleadas y palizas. Y goles milagrosos, alemanes, en descuento que no acaba. Y penaltis fallados y acertados, clasificaciones en el último suspiro. Quizás no nos acordemos de lo que pasó hace cuatro años pero parece que la emoción es mayor. Y el VAR decidiendo. Sorprende el sol de Rusia y aparece la tormenta de agua. Pasan cosas. Un gol que canta todo un país. Argentina en la grada es pasión. Argentina en el campo es impredecible. Ser niño y marcar cuando todo se acaba. Delirio. El niño en la grada no se lo cree, busca a su padre. Alemania se va, tragedia. La primera sorpresa, real. Los de rojo corrían mucho. A pesar de todo, la vida sigue en Alemania y allá donde nos paremos. También hay clasificados por tarjetas, por menor número, por juego limpio. Deshacer el empate sin que tiremos monedas. Esto se acaba, la primera fase y empieza lo mejor, el todo o nada.
Y en ese momento yo me quedo parado. No voy a tirar un penalti. Sí, el fútbol es lo más importante de lo menos importante. A veces, todavía baja un poco en la escala de prioridades. Y me quedo parado, escuchando a un hijo que me mira y cuenta lo que yo no quiero escuchar. Y no sé cuándo podré volver a cantar goles.

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