sábado, 1 de abril de 2017

fluyendo



Obsesión por limpiar, por quitar papeles de medio. Que cogen polvo. Que se quedan eternamente. Un día lo tiramos todo de golpe y no echamos nada en falta. Así es todo. Lo importante suele estar en otro sitio. Será la primavera, su comienzo, ese sol. Ese medio calor que deja la mente apagada. Le llaman astenia. Será la pereza, más bien cansancio. Rebusquemos antes de tirar. Papel amarillo sobre fondo negro, el de un programa de un concierto. 17 de noviembre, tan lejos queda. Pareciera que fuera en el pasado, pero muy pasado. No lo tiraré. Vuelvo a buscar en google letras de anónimos, sefardíes o andalusís. No encuentro lo que quiero, papel que se salva. Marcados dos temas como bonitos, quizás llevado del momento, de la oscuridad del local, de la magia de las velas. Poesía también del pasado. Su hallazgo en la claridad de algún día los pondrá en su sitio dentro de mí. Seguiré buscando. Notas sobre un libro, notas sobre otro. Éstas quizás merezcan algo. El recuerdo de una tortilla, en la calle Prado. Allá donde está el Ateneo. Huevo y patatas combinados de forma excepcional. Cosas por mirar, pendientes. Segunda oportunidad, o tercera. Una postal de navidad, de las pocas recibidas. Y un folleto de exposición, Carlos III. Fue rápida, olvidable. Era Enero, pasado. Se ha puesto de moda la palabra fluir. Todo fluye. Decía Platón que somos un cuerpo que fluye, alrededor de un alma inmortal. Buena definición, por confirmar.

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