Dando vueltas, el vinilo, en forma de policloruro. O lo que es lo
mismo, un plástico. En su interior, redondo, una espiral que surca desde el
exterior hasta el centro. Revoluciones y tamaños que concuerdan. Agujas que
saltan y a veces repiten lo mismo. Un disco rayado. Un desastre. Automáticos o
manuales, los tocadiscos de entonces. Los platos de mas tarde. Pulso, bueno,
para llevar la aguja a su punto o para salvar canciones. De sencillos o LPs. Sonido
analógico, lo digital estaba lejos. Ruidos que parecen hacer crujir el altavoz.
Llega la música y el ruido de fondo desaparece. Una y otra vez, surcos
repetidos, pasados y repasados. Hasta el fin. Formato que se olvidó. Ahora dicen
que algunos coleccionistas vuelven a él.
Yo no. Tengo muchos o unos cuantos. Pero no donde tocarlos. He visto
paredes enteras llenas de ellos. Acaparadores. Yo no llego a tanto. Saco uno,
1979, Hispavox fue la compañía. Tiempo de Otoño lleva por título. Apropiado a
la época, que no el día de hoy. Guitarra en mano, sentado, árboles. Sierra al
fondo. Maleta de vieja y funda de guitarra. Podría recitar de memoria algunos
temas. “Me llamas” es uno de ellos. El otro, antológico. Quién no ha tarareado,
cantado, silbado esa canción. “Un velero llamado libertad”. Letra y música de
quién pierde la mirada en medio de la sierra. Cantautor, a su bola. Jose Luis
Perales. Siempre pareció fuera del tiempo, incluso en el suyo. Sigue cantando. Ajeno
a modas. Hablando de lo que mueve al mundo y a la gente. Historias de todos los
días. Y acompañante de muchas tardes, de muchas sentadas para estudiar, dibujar
o simplemente soñar. Mi homenaje a quién es capaz de conmover guitarra en mano.
Pastel de manzana en Airfriyer
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Batir 1 huevo, un chorrito de aceite, otro mas grande de leche, una
cucharada de Royal y harina hasta que quede una crema. Pelar una manzana y
cortarla en ...
Hace 3 días
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