ETA
asesinó a su abuelo. Eso no es ficción. Tampoco que su madre muriera de cáncer.
Joven. La autora quiere hablar de eso. Quizás sean esos demonios que no
molestan pero que hay que expulsar. Y lo hace con prosa certera y escueta. Sin
alardes. Y tan directa que uno no puede dejar de leer. Y no saber dónde va a
llegar es lo de menos. A un lugar que quizás sea liberación. Nunca importó
menos el final. Lo importante se dijo en el camino. La autora le puso algo de
ficción, porque tuvo que imaginar. Ella no estaba allí cuando el terrorismo
destrozó a su familia. Seis años mas tarde nació. Y esa imaginación se combinó
con relatos familiares y exilios interiores y reales y surgió este libro que
emociona y a la par te deja helado.
El
comensal. Gabriela Ybarra. 2015
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