En Peñaranda
de Bracamonte la tarde es silenciosa y sólo la alteran los pájaros. La iglesia
está cerrada y la plaza Mayor casi desierta. Compramos unas pastas y nos
regalan un pastel. La chica nos indica que vayamos al Museo de los Carmelitas. También
está cerrado. Al lado empujamos la puerta de la Ermita del humilladero. Nos sentamos
en la penumbra y al poco aparece un señor que nos invita a pasar al otro lado
de la reja que separa a fieles del altar. Humilde ermita con historia. Y es eso
lo que nos cuenta Tito que así se llama quien gobierna la cofradía del Cristo
que lleva el nombre de la ermita. Y lo que empieza como un simple comentario
acaba convirtiéndose en todo un buen rato que compartimos con esta persona a la
que se nota que le gusta hablar y dar a conocer lo bueno de este pueblo y lo
que en él se hace. El Cristo es de hoja de maíz y dice la leyenda que allá por
el XVII venía de México en carreta de bueyes rumbo a un monasterio cercano. Embarrancado
en el barro al lado de un pajar, se descargó el Cristo y los bueyes se
marcharon. Los vecinos ante semejante imagen decidieron que debía permanecer
allí y se erigió la ermita. La figura es hermosa y esbelta, presidiendo el
altar. Mas imágenes al lado como la Soledad o la moderna Dolorosa, o el San
Miguel. También un cuadro de la Anunciación que merece restauración. O la
Trinidad con cabeza de múltiples ojos y bocas en la que se pueden vislumbrar
las tres caras. Tito también reparte alimentos y ropa a los mas necesitados de
una población que ha perdido parte de su tejido industrial y que sufre como
todas. Tradiciones de Semana Santa nos llegan de boca del cofrade que sigue
contando hechos y dichos de una población venida a menos pero que mantiene
vivas tradiciones heredadas de un pasado lejano. Las tres cruces de la entrada,
de un románico añejo, presiden la entrada. Allí nos despedimos de Tito que nos
anima a venir en Semana Santa o a alguno de los múltiples eventos que él
organiza, concentraciones de motos o coches, eventos que mantienen activo a una
persona de esas que no sabe estar quieta. Sigue cerrada la iglesia principal de
la localidad y ya nos vamos rumbo a casa. El pueblo sigue sin gente, encerrada
en día festivo, son escasos aquellos que pasean algún niño por sus aceras.
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