sábado, 23 de mayo de 2015

apuntes de california


California es diversidad. De gente y sus culturas. Se nota en la comida. Todo lo que se busque. Y las mezclas buscando los fogones. Si quieres comida mexicana la tienes como en Los Charros, en Mountain View, de sillas multicolores y buena cena. Como taquerías a pie de Camino Real que ofrecen grandes raciones a módico precio. El tradicional Fish Market, desde 1976, también en el Camino, en Palo Alto, sigue ofreciendo pescado y marisco, y escasean las mesas. San Jose presenta una calle de lujo, Santana Row, con tiendas, hoteles, terrazas, coches a la última y algunos restaurantes. Sino es uno de ellos, comida asiática, con poca luz en local cuyos techos parecen inacabados. Buena calidad a un precio mejor del esperado entre ese glamour. Todo es limpieza en la zona. Y en casi todas. Una diferencia con nosotros. Las cunetas de la carretera no son basureros improvisados.  En Stanford la limpieza ya es de otro orden. Ciudad universitaria y campus verde donde se puede pasear, practicar deporte y hasta estudiar. La galería de arte presenta obras contemporáneas. Las palmeras lo inundan todo y las bicis llevan estudiantes de un sitio a otro. No hay ruido y las ardillas no huyen. La Iglesia está profusamente decorada por fuera. Dentro también, y un sacerdote de espaldas al público dirige una ceremonia. Canta un coro ante escaso público. La librería ya no tiene tantos volúmenes como antaño. Hoy se vende mas merchandising que libro. También hay espacio para la diversión en un viaje de trabajo. Billar y cerveza en bares oscuros de puerta roja o en Fred’s donde hay karaoke los jueves y juego de palos y bolas para disputar con los parroquianos. Buscamos también un museo de la Nasa, que cerró antes de nuestra llegada. Un espacio de divulgación todavía está abierto. Trajes, objetos y una roca lunar como principal atractivo. Los niños van de aquí para allá. Lo mejor, la cámara térmica o infrarroja que desvela la temperatura de nuestro cuerpo. Cercanos los enormes hangares. También hay tiempo para un poco de naturaleza. Pasando por Facebook y su gran complejo de edificios llegamos al parque natural de Don Edwards. Refugio de naturaleza en plena bahía. Buenas vistas, mar y colinas que acogen animales. Paseo agradable, con brisa. Pocos paseantes, hasta los perros van atados. Una cabaña que se conserva. Un pescador vivió ahí. Tras la puerta la casa. Al otro lado la inmensidad del océano y la luz. Cabría preguntarle si fue feliz.

No hay comentarios: