sábado, 1 de febrero de 2025

campo

Se van del campo antes de tiempo, a veces para evitar atascos, otras veces enfadados tras la derrota que parece inevitable, poca paciencia, poca fe y poca esperanza, algunos se llevan al niño que quizás se esté preguntando el por qué no puede ver el final del partido.

A veces llega el clásico en un país extraño con gente en las gradas que llevan camisetas con colores o blancas, que no entienden nuestro idioma ni lo entenderán, que son personas que sirven de actores para mostrar al mundo que no es tan fiero el león como lo pintan, una capa de otro color para esconder lo negro, y con los protagonistas de siempre; unas veces ganan unos, otras otros, esta vez le tocó a ese grupo de jóvenes descarados.  

Los modelos en el mundo del fútbol escasean, por supuesto que hay más de los que no hacen ruido que de los que lo hacen, pero a estos se les nota más, protagonizan portadas, entrevistas y todo tipo de informaciones, se repiten las jugadas conflictivas, también las palabras, son poco edificantes, cometen errores por su juventud, impulsividad o por vaya usted a saber y luego se arrepienten en rueda de prensa, otros ni siquiera se arrepienten, y es que amparados por el poder del club al que representan hablan en forma de queja e insatisfacción permanente, siempre hay un culpable al que achacar la pérdida, pasiones incontrolables que no son fáciles de esconder en este mundo de pantallas. Y todo por tan poco, por uno o tres puntos, lo más cercano a la miseria.

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