Y en otra historia los carlistas se rearman en Francia y Aviraneta comienza sus intrigas, nos vamos a Berga que se mueve entre la Junta y Cabrera.
La venta de Mirambel. Pío Baroja. 1930
Un libro hecho de escenas y de retazos que van atravesando el tiempo para presentar a los personajes allá en principios de vida, cuando eran jóvenes y guardaban la ilusión plena, para madurarlos después y para que el tiempo los decepcione o simplemente los cambie. Amistades, lazos, amor. De un pueblo portugués a la Francia que requiere mano de obra, años 60, veranos de vuelta y vueltas definitivas. Libro que no defrauda.
Livro. José Luis Peixoto. 2010
Luna de mirada fija, no sé si inquisitoria, ella tampoco lo sabe pero observa, si es que esa cualidad es atribuible a quien no firma palabras ni las forma ni las suelta, así sin más. Y es que su mutismo exaspera a veces, es mi falta de costumbre, o la ignorancia de convivir a ras de suelo.
Los confidentes audaces. Pío Baroja. 1930
Es 1940 y hay hambre, mucha, en Alicante, y una tristeza de crecimiento. Y un niño de quince años y una guerra que acabó. Y un relato en presente y otro en pasado,el presente estremece, el pasado habla de adolescentes o niños, de familias no tradicionales en un entorno cerrado, de pueblo de vacaciones. De descubrimientos y secretos. Como las aventuras de los cinco o de los siete. Pero llegamos al tercer verano, todos crecen. Y todo es más serio, tanto que la inocencia se topa con la realidad y la falta de libertad. Ya es 1942.
La insolación. Carmen Laforet. 1963
Juan Van Halen, el oficial aventurero. Pío Baroja. 1933
Romper el hielo sin nada que tenga la fuerza para hacerlo, es como dar cabezazos contra la pared. Podrían ser sueños de esos que se olvidan, que es como dormir sin soñar y despertar sin pasar por túneles ni andar con zapatillas por el hielo, ni huir sin mirar atrás ni buscar sin descanso entre la multitud.
Obra con varios libros, Consulta y horóscopo, ambientada en Mayo de 1931, Margot sigue cuidando a la marquesa y siguen las críticas a la monarquía depuesta y al Rey. En Don García del Carrascal los protagonistas, Anita, Miguel y Fermín, viajan a Sevilla y cuentan lo que ven, preguntando e indagando sobre la evolución de la nueva República, con visita al cortijo que guarda las formas del pasado. En La casa del pueblo y el círculo de la unión la acción transcurre en un pueblo blanco andaluz donde siguen las discusiones sobre el comunismo, el socialismo, el anarquismo, la tierra, el campo y la ciudad. El escepticismo de Fermín siempre presente, “suponga usted que no haya solución”. En El cazador furtivo se cuentan historias tristes del campo andaluz. En Las apariciones de Ezquioga se discute sobre la religión al hilo de lo que sucede en este pueblo guipuzcoano. En Los aguiluchos de la FAI, ya ambientada en 1932, vemos a los viajeros en Córdoba, sigue el análisis de la actualidad y se percibe ya un descontento tras un año de nuevo gobierno. Finalmente La ruina de la casa de Baena narra el ascenso y la caída de una familia adinerada.
Los visionarios. Pío Baroja. 1932
Libro de infancia rota. La familia que se rompe, que se quiebra, que se hace pedazos desde el principio y que va sucumbiendo durante la guerra y que ya en la posguerra va dejando niños cautivos, separados y olvidados bajo la figura del adulto que todo lo manda. Dura e interesante novela ambientada en Barcelona.
Luna lunera. Rosa Regàs. 1999
El cabo de las tormentas. Pío Baroja. 1932
Almas en pena vagando por pasillos y tiendas de precios de otro mundo, almas en pena que miran sus pantallas o las otras ansiando noticias de adelanto que nunca llegan, solo llegan los retrasos que acumulan minutos poco a poco, tiempo que llega a convertirse en mas que minutos. El verano llegó al aeropuerto, se les olvidó acondicionar el aire en la dirección opuesta, se les olvidó ofrecer un mejor servicio. Y yo con la pantalla ante la ausencia de papel blanco donde volcar algo, donde ocupar todos mis dedos y no sólo el índice, el resto agazapados, y luego observar lo que sucede, las conversaciones a voces, los susurros, los besos, el deseo, lo otro, la tos, el ruido o murmullo que todo lo envuelve, todo lo que ocurre entre las infinitas paredes que no acaban nunca. Olvidé los ojos rojos, el sueño, la risa, el miedo, la espera, el tacto que juega esperando la soledad y la oscuridad, no olvidé el no miedo, no olvidé la costumbre de pensar, de hablar al otro lado, en la distancia. Y luego ojos que se cierran y oídos que también se cierran, y pestañas largas y brazos cruzados y quizás sueños que vienen por el aire sin color, son blancos y negros con infinitos grises.
La familia de Errotacho. Pío Baroja. 1931
Aprender palabras a la vez que se olvidan otras. No me pasa con anhelar, no la olvidé, viene de anhelare, de respirar fuertemente, de no caber en la espera, anhelar un pedacito de algo, de cielo, de tierra o de piel, o de lluvia, o de nieve, hasta de ternura. Otros hablan de bozeto de exopto, un boceto que tomó una z y dibujó un anhelo, el de un viticultor que utiliza viñas viejas pero productivas. El nombre es precioso, el vino rojo. Alguien ha muchos años deseaba fuertemente, esperaba con mucha ilusión y a eso en esa lengua de entonces le llamaban exopto. Un verbo que traduce espera y esperanza ardiente.
Qué vacía está la gasolinera abandonada llena de huecos sin llenar y con paredes pintadas y sin luz. Los colores vivos se opacan al llegar la noche y los chalecos que eran amarillos unos minutos antes al sol se vuelven oscuros, los guardias civiles están simplemente, sin intervenir, no se sabe si hay orden público esta tarde, nadie lo sabe, los conductores parados o buscando alternativas, los chalecos se aplauden entre ellos y ondean sus banderas españolas, los tractores son enormes. Qué oscuro se hizo el día, qué rápido pasan los kilómetros. Ya no veo gasolineras abandonadas.
Novela corta que plasma la amistad, también corta, entre dos muchachos alemanes de 16 años. Corre el año 1932 y en pocos meses todo va a cambiar, llega el odio y el desprecio. A veces lo bueno si breve dos veces bueno.
Reencuentro. Fred Uhlman.1971
Asoma un pie por la puerta, llega antes que yo, será que estoy cansado y necesito apoyarme en algo, por eso repito días que englobo en redondeles, que no círculos. Y luego sopla el viento que todo lo agita y que pasa la hoja y alguien aparece detrás, ya lleva ahí ya un tiempo, lo pinté en el pasado año, se quedó azul a la espera. También leo a Jovellanos que sorprende diciendo que amaneció Gertrudis con histérico y eso les impidió emprender el viaje como esperaban, Gertrudis sin silencios imagino, ella gritando o suspirando sin saber el por qué. Y siendo parte del día de hoy, sigo quitando lastre para llegar a esa desnudez ligera de equipaje que se avecina, desnudez que ya siente el pie que se adelanta.
Un poco de todo, como en botica, todo empieza con un relato de una Nochebuena de antes por las calles de Madrid, triste, se llama Allegro final. Sigue con una bonita novela film, titulada El poeta y la princesa. Y ya vienen los ensayos. Siluetas de bohemios, o semblanzas y retratos breves de amigos y conocidos, llenos de hechos y de humor. Por cierto precioso el de Don Salvador. Hay Historias de anarquistas, Manías de los bibliófilos, y una galería inacabable de personajes en El placer de ser mago, Siluetas de intrigantes, de místicos, y de impostores. Hay un corto ensayo sobre la canción plebeya y anónima en La canción callejera. Le siguen Los profesores españoles, Recuerdos de un médico de pueblo, Chiflados de aldea, Olentzero, La política deshumanizada, en el que se ataca el histrionismo y la teatralidad de los parlamentarios, El comunismo a la moda, El sentimiento monárquico de España, y para terminar Alrededor de la literatura y de la vida, que incluye la lista de libros que habría que leer.
Intermedios. Pío Baroja. 1931
No quiero leer sobre lo que puede que sueñe, quiero imaginarlo, tan sólo eso, quiero pensar que si no es por el cielo lo es por la tierra, por el azul o por el ocre, será una búsqueda terrenal o no, sentirá el aire o algo que se queda entre los dedos, la nada o todo.
Desde Paris y ya exiliado escribe las Crónicas del la dróle de guerre (1939-40). De cómo Francia se moviliza y se prepara, de cómo se vive en la calle y se alteran las costumbres.
Capas de cebolla, que no lloro aunque estén cerca de mi boli que las pinta, caras que no conozco, antaño, me dan miedo, ¿lloré?, que no vengas, para qué, y ella que no me ve, ni a la lágrima furtiva. Ocurre en el día seis al que le sigue el siete en el que no descanso, tampoco he creado el mundo. Ahora que ella me ve, recién peinada, ya no hay congoja, ni mía ni suya, luego lo de siempre, nada nuevo bajo el sol, la cama atada al somier, disgusto, uno más, el tiempo nada cura, el tiempo quita tiempo, heridas sin restañar, sangran, lástima que las palabras no curen.
Con esta recopilación obtuvo el segundo premio en el certamen de 1997.
Noche de relatos. Premios NH. Enrique Lázaro. El acomodador. 1998
Un domingo, un sol, la IA que escribe, de momento mal, la IA que sabría describir otro sol naciente, no el mío, el nuevo Dios que no todo podrá (añadir mayúscula no amplía su poder). Miro y duermo, actos repetitivos, con manta que puede ser verde y con cuadros. Luego despierto, todo nubes, seguirá el día y al acabarlo aunque no haya visto el sol sabré que estaba ahí. Mañana las andadas volverán, es difícil que no lo hagan, y yo empezaré a utilizar ordinales y cardenales según me plazca. Veré a una persona que busca algo sin saber qué en el contenedor de papel, lleva puestos unos ojos azules y un habla que se interrumpe. Si ayer hubo un beso nadie sabe lo que habrá hoy, todavía no escucho susurros y lamentos, no acecha la locura. No le pregunten a la IA por el futuro, no lo sabe, en eso se parece a nuestra humilde inteligencia.
Ella, una niña nacida en Mozambique, ella, parte del sistema colonial, ella que recuerda y escribe por y para su padre, el otro gran protagonista de esta historia de colonialismo, de racismo y de explotación. Allí pasó los doces primeros años de su vida para retornar a la metrópoli, los padres se quedaron. Lenguaje duro, directo, que habla de todo lo que les rodeaba, sin filtros, testimonio que lucha con las contradicciones, que lucha contra su padre, sin entender todavía como encajan las piezas; aprende a leer, un asidero. Le dicen que cuente todo a su llegada a Portugal, lo que pasó tras la independencia, el miedo y el terror, la pérdida, ella no contará nada, lo contará después escribiendo, y además hablará de cómo fue vivir con su abuela, cómo fue conocer a otros familiares o soportar las burlas y el desprecio de sus nuevos compatriotas, todo esto y mucho más en un libro que interroga a las conciencias de algunos que pensaban que su colonialismo no podía ser tan malo como el de los demás.
Cuaderno de memorias coloniales. Isabela Figueiredo. 2009
Con agua o sin agua, con o sin velas, con palabras o sin ellas, algunas valen poco (los dueños de ellas las cambian movidos por sus intereses, lo que da risa o da pena), con todo la vida sigue corriendo, hasta se cambia de mes. Todo eso pasa de día o cuando dormimos, tantas cosas pasan entonces, también cuando sale el sol y se inicia y aparece en tonos rojos, o cuando veo ese pequeño banco de niebla, ahí en una esquina del campo que cortó la carretera, querría pararme e ir a ver cómo desaparecen mis pies y no ver lo que hay debajo de esa nube, una vida seguro que diminuta, todo pasa en cualquier momento, como cuando despierto y no sé dónde dormí.
De momento nada, luego tampoco, me refiero al principio, todo cambia cuando llega Rosa Montero y su Noche de Reyes o cuando aparece Luis Landero y sus deliciosos Viajes al pasado.
Este mundo, diez relatos y un poema. 1995
La luna a la izquierda, en el este, salió una vez se ocultó el sol por el oeste. Yo bajando desde el norte en dirección sur, a veces sureste, a veces suroeste, los caprichos de la carretera que gira hacia allá o hacia acá, el sol que cegaba, yo que pienso que soy zurdo en lo más profundo porque me siento más cómodo adelantando camiones en curvas hacia la izquierda, yo que dudo en las otras, los conductores que paran en gasolineras que parecen centros comerciales y que no paran en las solitarias de mortecina luz, que de tan poca casi dan miedo, que uno ha visto ya tantas películas que imagina escenas antes y después de visitar el baño y lavarse las manos por última vez, que un buenas noches debe de ser reconfortante a esas alturas del día, que las cuestas las sube bien el coche, las del camino conocido, tan conocido que me asusto cuando miro a la luna que deja un claro en la noche que se perdió en los puntos cardinales.
Yo no sé a qué huelen los jabalíes mientras luna sigue su rastro aunque desconozca qué hay detrás de esas huellas que persigue sobre la tierra destrozada y levantada, el olfato que no todo lo puede, el rastro que se pierde, estarán lejos y ella es pequeña , ¿sería cazadora la que se asusta con esos charcos que parecen mares? alguno lo salta, otros los esquiva, otros la mojan, y luego sube las cuestas, y a mí me arrastra tras ella con el fondo de esas montañas nevadas, las de allá, luna, las que son música para los ojos.
He visto de todo en el fútbol, he visto tanto que a veces me canso y a veces disfruto como si de repente mi yo fuera el de un ayer muy remoto. Por eso la polémica arbitral en boca de adultos me parece tan infantil que se antoja ridícula, insultante (por lo de la inteligencia que se nos supone a los humanos) y anacrónica. Los colores obcecan y nublan la mirada y la objetividad se pierde si es que alguna vez existió. Ese fútbol, que en el fondo debería importar una mierda comparándolo con lo que ocurre en la vida de verdad, llena páginas y minutos con energúmenos que gritan y vociferan. Para lo que vale ser mayor es para tomar distancia y no olvidar que ante la duda los grandes equipos siempre tuvieron a los árbitros de su parte, que se lo pregunten a los equipos pequeños y humildes que completan la competición entre los gallitos de siempre y que no tienen ni voz ni voto en los medios, lo demás es palabrería absurda sobre un simple juego que discurre sobre un césped de color verde.
Deslumbrante la Mesías, llámenle serie, es cine del bueno con una historia que interesa y con una forma que se sale de la norma, para muestra esas cámaras que asoman por donde no se las espera (aquella que se mueve alrededor de una mesa redonda sin reparar en quién habla), o cómo dar con la canción precisa para una escena que abarca múltiples escenarios o cómo parar el tiempo con conversaciones llenas de sentido (esa que se desarrolla a oscuras entre hermanos).
Si hay algo que ver del año que se marchó está aquí.
A otra velocidad, fuera de lo común, yo pude ver a luna saltar y bajar en un santiamén y después acelerar, como en una película con velocidad extra. Después pensé si era real, aún lo sigo pensando.
Hasta que volví a verla, esta vez con testigos, rayo o exhalación.
Dormida de pie, no entiende, es la perreta que se quiere ir y se queda.
Ella mira hacia donde todos miramos alguna vez, es parte de la vida. Hasta cierto punto es lo esperado y previsible, no puedo decir mucho más.
Y duerme sentada o cierra los ojos anclada en un pasado que no vuelve.
Suena alegre y aparece disfrazada, más tarde se conformará con poco, eso es bueno.
Niebla y atascos para entrar a la ciudad, nosotros salimos. Sintra es verde, paredes verdes, el musgo que lo inunda todo. La Quinta de Regaleira es un espectáculo de verdor y agua. Moldeada por la mano del hombre presenta grutas de laberinto y pozo iniciático, ideal para un agradable paseo. Árboles enormes, flores desconocidas y agua que viene y cae. La tasca de Xico ofrece crema de verduras con chorizo flotante y bacalao con garbanzos, espinacas, mijo y batata. No sé qué está mejor. Hay turistas y casas que merecerían una segunda oportunidad como algunas mansiones de cuento con ventanas que se abren solas.
Crecen los maizales hacia el mar que se intuye. Azenhas de Mar, donde el océano ruge, brama o todo junto, es un espectáculo de olas que dejan espuma, se suceden una tras otra, a cada cual más imponente, café con vistas, ruido incesante, los pescadores quieren pescar. En la playa de Macas siguen las olas y la arena conserva la humedad de ayer. Luego playa Grande donde el sol se suma a la fiesta dejando su impronta en el agua mientras me pregunto si la niña sabe que el océano está ahí.
Siguen las aventuras de Embil, con Chimista que aparece y desaparece. Empezamos por La Habana y recorremos mares y océanos con Embil, el Atlántico, el Pacífico, los mares de la China, las islas Filipinas, viajes para llevar y traer mercancías, viajes donde ocurren percances, aventuras aquí y allá, hasta naufragios. Idas y venidas que el tiempo va pausando y apagando.
La estrella del Capitán Chimista. Pío Baroja. 1930
Tío y sobrina en la casa familiar a orillas del mar. Escritor y falangista que escribe sus memorias ajustando cuentas con el pasado. Ella le ayuda. Recuerdos que se debaten entre lo imaginado y lo que realmente fue.
La muchacha de las bragas de oro. Juan Marsé. 1978
Hubo rojos en el cielo, con el sol en retirada en contraste con las nubes negras. Al día siguiente se repitieron las escenas de toda la vida, llenas de alegría. Siguió un paseo con luna en solitario (somos dos), luego locuras digitales, conversaciones con personas de antes, más tarde jugamos a quitar maderas de una torre que toca el cielo, y calles sin poner y regalos y un éxodo de la pobreza en pantalla (gente que busca un futuro mejor, o simplemente comer, en contraposición al derroche que abunda en nuestros lares). Y la eterna pregunta, ¿hay otra vida?, no se olviden de la que tenemos ahora. Eso se olvida con una fiesta divertida y con reencuentros, la vida vence.
Con Barcelona como escenario se habla de disfraces y de lenguas, de emociones y charnegos, de abandonos y encuentros, de segundas oportunidades. Todo contado con un punto de humor que nos lleva a un final abierto.
El amante bilingüe. Juan Marsé. 1990
Ella hace la señal de la cruz al empezar y al acabar el viaje, entre medias nos vieron las cigüeñas encaramadas a las farolas, todas ocupadas hasta que faltan cigüeñas para tanta atalaya. Debe ser que crotoreando se entienden, se llaman y se rodean de sus semejantes. Entre medias suena María Dolores Pradera, a ella le gusta, se le escapa alguna nota, es cantar, es atravesar las nieblas, las nubes y la lluvia. Es con ella y sin ella.
Cuentos de cabecera 3. NH. 1995
La Vitoriana es una panificadora que se expande desde hace años como empresa de éxito llenando con sus despachos de pan y dulces las esquinas de Vitoria, y es que venden pan del bueno, desde hace más de cien años, en concreto desde 1903, abren 363 días al año y ahora son noticia porque sus trabajadores se movilizan por unas condiciones salariales y laborales dignas. A veces no es oro todo lo que reluce. Gesto nimio, quizás inútil, dejaré de comprar el pan ahí hasta que alcancen un acuerdo.