sábado, 10 de febrero de 2024

carnaval

Y yo que hasta ayer nunca me disfracé, hoy tampoco, vivo el carnaval con la indiferencia que da llevar un paquete de pavo en el bolsillo, el que va a sustituir al caducado que perdura en la nevera, sin abrir, a saber cuando llegó. Veo los preparativos, las carrozas, los niños y niñas con sus padres, unos ilusionados, otros menos. Entro a un bazar chino, él bebe algo de una taza enorme con tapa, el idioma es ininteligible, su castellano a veces también. Me gustaría ver la película Chinas, habla de trastiendas y de adopciones, nunca está de mal conocer como viven los semejantes aunque sea a través de una ficción que iguala realidades tantas veces. Todo para entenderlos. Más ficción es este disfraz, o aquel, o aquellos, o los de más allá, también parece ficción que un público jalee y aplauda a una narcolancha que embiste a la guardia civil, allá donde tanto gustan de chirigotas, asesinando a dos de ellos. No es una película ni una serie. Gastar neuronas en entender la barbarie, no, soy mayor ya y tengo que cenar un sándwich, o dos.

No hay comentarios: