Igual que hay cine sin música y sin
maquillaje también existe la vida sin tal. La podemos ver cuando caminamos las
calles de Madrid, ver a gente que sigue viendo la vida pasar, de espaldas a la
pared, con sus cosas a su lado, eso es todo. No hacen ruido, para eso están los
pájaros, llámale canto. Lluvia después, se escondieron las personas, todas
menos ellas, sólo pueden refugiarse, apenas. Luego dormir, o mal dormir. Es como
si empezara el verano, tonos amarillos. Y banderas en las ventanas. Gestos inútiles,
no sé si quieren definir el patriotismo.
Y ella, acurrucada, duerme, hay tantas
siestas en un día.
Reconozcamos que somos un poco anormales, por lo que hacemos
y por lo que dejamos de hacer. Por eso no será fácil llegar a la normalidad,
esté donde esté.