miércoles, 25 de enero de 2023

leyenda

Cuando ya era un anciano Di Stefano fue invitado a subir a un escenario para recoger un premio. Antes de recibirlo le dieron un balón para que diera unos toques pero el esférico no quería sino estar en el suelo. Los años no perdonan ni a las leyendas. En mis sueños no puedo correr con el balón en los pies o no llego a una disputa o ya sin rivales no encuentro el pase o la torpeza es tan grande que remato a las gradas. Una sombra de lo que fui si alguna vez fui algo.

lunes, 23 de enero de 2023

libritos

Yo compraba los libritos Dinámico, de formato pequeño, los que desgranaban la historia de la liga, de la copa y de las competiciones europeas; salían cada verano con los datos acumulados de la temporada anterior y con el calendario de la que se avecinaba. A eso se sumaban estadísticas históricas de todo tipo, infinitos datos y pequeñas fotos en blanco y negro de jugadores a veces irreconocibles. Y entre tanta información se podía saber si aquel día hizo frío o calor o si diluvió tras el descanso. Y entre tanto dato se podía uno perder y luego encontrarse tras una de esas ensoñaciones infantiles que me transportaban al Sardinero o al Bernabéu. Pues sólo queda decir que hace un par de años la empresa familiar cerró; la edad, los gastos, el internet, los nuevos tiempos,…, o lo que es lo mismo, todo pasa y todo queda.

sábado, 21 de enero de 2023

rumbo

Un día caminamos sin rumbo fijo, sin hablar de adónde podíamos ir, sin más propósito que estar juntos. Yo esperaba tus preguntas y tú mis respuestas. Todo era descubrir cosas, todo era esperar que tú vieras lo que yo estaba viendo, todo era tan indefinido que no podía poner nombre a la sensación, todo era luz y certidumbre, deseo de que no acabara. A veces yo apretaba tu mano y la movía un poco, a derecha o a izquierda, para cambiar de rumbo y entonces nos topábamos con un semáforo en el que esperábamos mientras los coches pasaban lentos. Luego un escaparate lleno de sueños, luego una sombra, luego un helado, yo de cucurucho, tú de corte, luego el sol, luego un banco con palomas que se acercaban. También la arena con sus piedras, mis zapatos blancos que las golpean, tus zapatos negros relucientes, luego buscar tu cara que sonríe al encontrarse conmigo. Luego unas palabras. Dices que es hora de comer, digo que vale. Digo para mí que mañana me vengas a buscar otra vez. Luego las escaleras, yo corriendo, tú no puedes seguirme. Un timbre, un adiós, las manos que hacen el gesto. Eso fue un día de tantos o de tan pocos.

viernes, 20 de enero de 2023

fenómenos

Hay noches largas y viejas, hay rojos amaneceres que duran unos instantes, también caen copos durante unos minutos escasos, nieva de verdad. Qué diferente sería todo si pudiéramos elegir la duración de los fenómenos.


No me gustan las videollamadas. Prefiero la intimidad y el susurro de la voz para que los ojos se humedezcan o se regocijen en secreto.


Caminar sintiendo las imperfecciones del sendero, las piedras o las chinas, respirar el aire húmedo de la nube que bajó a taparnos para ayudarnos a ser un poco niños, a no ver y a imaginarlo todo.

domingo, 15 de enero de 2023

cromos

Y los cromos para tener a los ídolos más cerca, para pegarlos en álbumes, para cambiarlos y buscarlos hasta que no falte ninguno. La plaza España es un hervidero de niños y padres con tacos de cromos que se recogen con goma, y el si, si, no, no, se sucede. Y periódicos y revistas que en sepia, blanco y negro o color traen fotos de ellos, posters y palabras de victoria o de derrota. Yo voy a comprarlos, el AS, el AS color y el Don Balón, y luego recorto, después de leer, y luego guardo, y luego hago una pila de papeles que años más tarde descubro de nuevo. Y que nunca volveré a leer porque no es ayer.

sábado, 14 de enero de 2023

olas

El sábado que nace con nubes que llueven sobre Lisboa escuchamos a un violinista tocar en un local que vende pastel de bacalao. Estamos en Obidos, pueblo amurallado con encanto, con calle comercial y con calles de verdad, con ginha que se vende en todo tipo de recipientes y con colores blancos, amarillos y añiles en las casas. El empedrado se llenó de verde y en la librería también venden fruta. Y en la península de Peniche hay acantilados, olas, viento y un cielo encapotado que sin previo aviso descarga sin piedad. Todo debe esperar, cielo y mar son todo uno, todo agua y la tierra se anega con nosotros. Quizás sus habitantes estén acostumbrados y no piensen que ha llegado el fin del mundo. 
En la noche un poco de fado, de guitarras y voz. 
Después de la tormenta llega un tanto la calma. En Monsanto hay un mirador que fue discoteca donde el arte libre se ha impuesto, donde las vistas llegan lejos, donde vuelve el agua y desde donde partimos a Estoril. Todo es mar aquí, mejor dicho todo es océano, todo me hace renacer, el ruido incesante de las olas y el viento, ruidosos. De Estoril a Cascais hay un paseo donde jugamos a no mojarnos, a esperar que rompa la siguiente ola, donde fotografiamos lo imposible y donde no queremos huir de lo infinito. Todo es admiración y lo será más en la boca del infierno donde hay rompeolas y cuevas y donde el agua aún quiere subir más para asombro de los que allá estamos sin entender cómo se mueven los mares.

cartas

Las noches tuvieron un agua abundante que no fue suficiente para limpiarlas.


Las cartas, las de verdad, las que hablaban de cosas que nos pasaban o las que nos hacían expresarnos se mueren. No sabían de prisas ni de inmediatez, eran pausadas, no inquietas. Los buzones escasean y los sobres y los sellos serán pasado en un rato.


He viajado y aprendido y olvidado después y me pregunto qué queda entonces y me respondo que todo queda.

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Tercer día, día de Reyes en Lisboa donde ya se regalaron todo y donde la ciudad despierta y sus habitantes trabajan. Paseamos más calles, subimos más cuestas y siempre encontramos algo nuevo, como esa librería donde siempre te puedes perder un rato y acercarte después al río otra vez, que sigue con su ruido porque hay olas que vienen, todo por el barco que se aleja, paralelo a la costa, remontando río arriba. Y ahí sentado o de pie un loco baila y se mueve al ritmo de lo que quizás él piense que es el infinito. Y no hubo roscón porque no hay España, hay otra cosas que tan intangibles son que no se me escapan. Sabores nuevos en la comida, fotos de vivos colores de Steve McCurry, patinete y bici, Belem otra vez, luces rojas, atasco, desde el coche veo a Bárbara Tinoco, en la marquesina, es cantante, también veo gente que anda como gente que conozco, también sigo haciendo planes y respiro y escucho, y más gente con capucha y otro en su cuarto, que no salió y encendió la luz y es que no existen los viernes en Portugal aunque estemos inmersos en él.

viernes, 13 de enero de 2023

isla

Confusa al principio, la reinicio tras haber leído la mitad. Hay personajes que no sé quiénes son. Google al rescate. Hay experimentación, hay diálogos mezclados, hay saltos en el tiempo. Hay grandes textos, hay muchos personajes, de selva y de ciudad. Todo es diferente en esta novela que abarca tanto, que parece querer jugar con el lector, que necesita de la concentración, que no es algo de andar por casa, que es ambiciosa y enriquecedora.

La isla verde. Mario Vargas Llosa.1966

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Un nuevo día, una víspera de Reyes, que se va el metro, que viene otro, que el andén se vacía, que dónde vais. La vida diaria tiene eso y gimnasia al aire libre, con perros y dueños, verdor en el parque, templete precioso, árboles que todavía quieren crecer más y contemplación y rezos en iglesia de esculturas monumentales, de ángeles gigantes. Es la Basílica de la Estrella donde la última cena se celebra en mesa redonda y donde la cúpula es real, no un trampantojo.


No hay prisa en el cementerio inglés, no abren a su hora y nos vamos, en el de los placeres, cercano, y de nombre irreal no hay descanso y es que los aviones se aproximan y muestran su panza sobre los mausoleos pequeños y grandes de muertos de siglos pasados. 
En la Tapada das Necessidades el escándalo es mayúsculo, gallos y gallinas que no descansan, qué pensarán las palomas y los pavos reales, tan mudos. Hay cactus nunca vistos llenos de pinchos, miles de árboles, paseos de piedra, escondites y mucho color.


La señora, asomada a la ventana, grita que tiene hambre, sólo unos platanitos por favor. La señora, en la puerta, los agradece y casi llora. Un paréntesis de vida real. 


Volvemos a San Amaro por escaleras que no acaban para ver la mejor vista del puente donde el tráfico rodado no da tregua. Antes se veían galeones, era el siglo XVI. Ahora qué vemos, me pregunto yo. Y también volvemos a Belem por la orilla del Tejo radiante de luz. Hay cola ahí para comprar los pasteles, no hay nadie acá para comprar los mismos pasteles, el mundo siempre está mal repartido. Volvemos, les contamos, viajar es recordar lo que pasó hace apenas unas horas y es hacer planes para que nunca acabe.

jueves, 12 de enero de 2023

lisboa.enero2023.1

Ruidos nuevos, esos pájaros, hasta los colores son diferentes.

Río con olas, con gaviotas, con viento, y a un paso los adoquines que engañan, y todo bajo un cielo vibrante que apagaron las luces de Navidad, y ella que quiere atrapar algo con sus dedos, si viento o más ella sólo lo sabe, una mano enfundada y el aire que la mece.


Darse cuenta que las calles son conocidas. Por Alfama hay rincones de banco, de tres Marías, hay ropa tendida que no para de secarse, mañana los colores serán otros.
Cuidado con el empedrado y paciencia cuesta arriba, descansa en ese banco y sonríe que no habrá otro día como hoy. Portales que se suceden, qué estrecha será la casa, números pares.


Y si subes y te asomas verás tejados rojos con sus luces y sus sombras. Y hasta una foto en el mirador sin dejar de escuchar las campanas, fue y será una hora o su media.
La poeta que escribe, la poeta dibujada, Florbela. La otra poeta, Sophia Mello, que quiere volver al mar, a vivirlo de nuevo, eso escribió. 


Y caminando, subiendo y bajando se alcanza otro mirador con sonidos y agua, donde Adamastor, inmenso, parece estar en lucha consigo mismo. Mais amor claman las paredes y a eso cantan en clave de bosanova.


Y las calles estrechas donde el tranvía y poco más cabe, y los peatones quietos y firmes contenemos la respiración, ya ha pasado, sigue el camino, pisa fuerte, dame la mano, no nos perdamos, pisadas en la noche que se llena de estrellas.

miércoles, 11 de enero de 2023

pájaros

Y todo se deja vencer y caer. Y nada que ayude y nada que palie. Y yo no espero mientras pasan campos que bandas de pájaros sobrevuelan, raudos porque su día se va. Y el mío que entra en la noche donde llegan unas notas con una voz, densa, casi grito a veces, que insiste en juntar palabras mecidas por melodía, las que no llegan a los pájaros ya acurrucados que esperan que les venza su sueño, las que yo repito sin mover los labios mientras sigo avanzando.

mañana

Una mañana de silencio impetuoso que los pájaros que vuelan parecen respetar.

Otras de bruma, entrañable el recuerdo, esperanzado el mañana.


El paisaje al que me gustaría volver, o el puente que querría volver a cruzar, con la mano enganchada, sintiendo vértigo y aire en la cara.


Saltar para encestarla, para seguir sumando, con los pies que se alejan del suelo, todo aire alrededor, dicen que el futuro es ahora.

números

Extender la numeración de las camisetas desvirtuó nuestra memoria. Estaba claro quién era quién, dónde jugaba con sólo saber su número, si interior derecho o izquierdo, 8 o 10, si uno de los medios, 5 o 6. Ahora se llaman medio centro.
Yo crecí con un 1-3-2-5, con esa delantera llena de extremos e interiores y hasta con ariete, con los dos medios citados y con los tres defensas, central, derecho e izquierdo. Los extremos eran tales, no alas, y los laterales no existían. Luego llegaron múltiples combinaciones y el lenguaje fue cambiando para casi hacernos olvidar aquello que era tan nuestro.

lunes, 9 de enero de 2023

colgajo

Libro mayúsculo en extensión y en fondo con tantas cosas por decir que podría llegar a ser inacabable. Phillipe es un superviviente del atentado de Charlie Hebdo del siete de Enero de 2015 y cuenta en primera persona el antes, el durante y el después, imaginando lo que pudo haber sido y nunca fue, y así, extraviado en la nueva y tozuda realidad, desgrana su vida con los silencios y con el personal de los hospitales, siempre en constante aprendizaje.

El colgajo. Philippe Lancon. 2018

quería

Quería dibujar algo para esconder las letras o para arrinconarlas y vi estrellas que pretendían negar la noche, todo mientras paseaba por un paisaje con árboles sin hojas y tan quietos en su invierno que no podían ya tapar el horizonte. 

Querían ser rayos y no sé qué fueron pero iluminaron todo lo que antes era bruma y gris. 

Quería ser liebre y libre pero quedó atrapada en la piedra con sus patas estiradas en un gesto inútil.

mirar

No sé qué decir. Terrible testimonio, humano, emotivo; a veces me deja helado. La madre y la pérdida de un hijo. Un sentimiento de culpa al que la madre mira de frente.


Tienes que mirar. Anna Starobinets. 2017

volar

Volar debe de ser lo mismo que sobrevolar, y esta vez sobre luces que forman mares o lagos con algunas simetrías entre asimetrías fantásticas; fuera de esos mares sólo oscuridad dónde puede que haya campos o colinas con animales que duermen o cazan, los que no se saben observados por los pasajeros de los aviones que vienen del este y que entrarán a la ciudad por su sur después de vadear imaginariamente el río y todas las demás aguas.

red

Y pocas cosas tan mágicas como estar a escasos metros de las redes que se moverán si llega el gol y que sonarán cuando envuelven al balón.
Y llegar a no creer que sea verdad, que se marcó el gol de la victoria o del empate tan cerca.

padre

A veces poco es mucho y pocas páginas dan de sobra para contar lo que se quiere contar. Se lee tan rápido que dan ganas de empezar de nuevo.  Alegato contra el poder, el que hace que algunos queden fuera de juego o dicho llanamente fuera de la vida. Y todo eso envuelve a un padre y a un hijo y a una madre y a una familia y a muchos esfuerzos por ser comprendido y amado, y a muchas lagunas donde ahogarse, llenas de prejuicios, desilusiones e incomprensión. 

Quién mató a mi padre. Edouard Louis. 2018

domingo, 1 de enero de 2023

conspiración

Continuación de La veleta de Gastizar, vuelve a aparecer Aviraneta, “seco y amojamado”. Hay reuniones para ultimar la conspiración liberal, con Espoz y Mina y otros. Hay disensiones y a pesar de todo se deciden a pasar la frontera. Todo acaba en fracaso y los que pueden vuelven a Francia. Aparte de estas idas y venidas hay amoríos y hasta una boda porque la vida sigue a pesar de los tiempos turbulentos.

Los caudillos de 1830. Pío Baroja. 1918

zapatos

Mis zapatos se limpian o al menos se mojan en el paseo matutino, cubiertos por lluvia que no cesa de caer del cielo en calles casi desiertas de una ciudad que no quiere despertar o que está recogida tras los cristales como ese niño pequeño y rubio que veo preguntándose que qué pasa ahí afuera. Espero que su padre, que no es rubio, a quien atisbo brevemente, le diga que hace un día precioso, inolvidable.

tao

Llegar al final no es fácil, siento ganas de aparcarlo pero quiero saber el desenlace final el cual realmente no ayuda a darle un aprobado a la novela. Desconcertante, escritor joven que se relaciona a veces con amigos, amigas y parejas, y que no para de consumir drogas, fármacos y demás para hacer de su existencia algo diferente. No le veo el punto, no recomendable en absoluto.

Taipéi. Tao Lin. 2013

paradero

El cuerpo siempre conmigo y el alma en paradero desconocido. Por horas o por días, hasta por minutos, y yo buscándola hasta que cansado espero a que vuelva. Y quién sabe por qué, si por las mareas que no veo o por los soles o por las lunas que crecen o menguan, o por los años que se van y también vienen.