lunes, 26 de junio de 2023

ronda

Una tarde recorriendo la Barcelona de posguerra, triste, con la miseria que campa. Casa de huérfanas, de niñas, niños pordioseros, un inspector que va y viene con una de las niñas, la que crece a golpes de la vida.
Ronda del Guinardó. Juan Marsé. 1984

baúl

Un baúl mayor o menor, ahí todo cabe, caben siete días o caben diez. Hasta horas o miles de minutos donde se oyen voces chillonas, desagradables, otras menos, otros sones son de radio lejana, también de día libre, los más y mejores traen trompetas y música y baile para disfrutar. De lejos, quien sabe, llega un trueno grandioso, estridente, no es el mundo el que rompe, es el cielo que interrumpe sólo algunos sueños, luego goterones, luego lluvia que golpea furiosa, luego azules, nieblas, calor, menos. De lejos llega un tren que luego se va, despedida triste, silencios, también un autobús con música que celebra un ascenso, todos a una, el fútbol nunca da de comer, los días pasan, las componendas políticas dan vergüenza, pactos si, no, desdecirse, personajes que ayer vociferaban en las redes de mala manera, de esa que antepone el vómito a la mesura, dirigen o presiden hoy. Y decrece el día, parece mentira, hogueras de fuego que iluminan todo, playas llenas de basura después, purificación y resaca, alcohol y reencuentros, despedidas en la tele, sálvame señor, dentro de un bolsillo de camisa o pantalón cabe todo, hasta algunas cerezas, busco lámparas, no hay. Quién alumbra todo esto, ¿será el fuego del coche que arde? Cenizas, sólo cenizas después, no están en el baúl, no es que no quepan, es que el fondo que impide que todo caiga al vacío no está. Pensaré que es otro baúl, que es mi alma la que almacena o retiene u olvida.

domingo, 25 de junio de 2023

línea

Me gusta su forma de escribir, me gusta lo que cuenta y cómo lo cuenta, me gustan sus preguntas, sus interrogantes, el modo de buscar y a veces no encontrar.

La línea del frente. Aixa de la Cruz. 2017

decidida

Fiar todo a un día o a unas horas no parece la mejor opción pero a veces no queda más.
A veces otra, decidida, lanzada, a años luz de aquellas sombras.
Ella va a echar de menos el Sálvame. Son muchos años con esa compañía en las tardes. 

lluvia

Lluvia repetida, palabras repetidas, luego llega la sangre que también se repite y que anega los campos. Y el acordeón que a veces no para de sonar. Personajes por doquier, saltos en el tiempo, conversaciones cruzadas, antes, durante y después de la guerra.

Mazurca para dos muertos. Camilo Jose Cela. 1983

lunes, 19 de junio de 2023

ascenso

Un ascenso lleno de colores es infancia y adolescencia, es que pase, ha pasado, lo que no pasó entonces, es que entre azules y blancos las calles se vuelvan infancia de niños y niñas y de muchos más, y se llenen de esa excitación que nace de los colores y del gol.

aguas

Se vinieron todas las aguas de repente, de golpe, sin miramientos, de ese cielo negro que relampaguea. Tormenta es igual a excitación, todo por una naturaleza en estado puro, pleno, sin medida, pura anarquía.


Si no soplara el viento del sur a mi izquierda, si yo no me arrimara al borde del camino, no sentiría ese roce tan liviano de hierbas o hierbajos o espigas de colores.

loca

Luna llena que ilumina la negrura de la noche, luna ajena, cercana, que se olvida de nosotros, que nos sigue, más cerca ahora, más cerca luego, luna seria de ojos negros.


Loca, invisible, asustada, busca refugio a cubierto de mesas que dan sombra y protección, un techo de otra forma, que el cielo no se ve, que la luna no alumbra, que nada puede pasar ahí debajo.

varsovia

De vez en cuando hay que soñar, como antes, y leer esa literatura juvenil, plena de aventuras y posibilidades. Y confiar aún. 


Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia. Lorenzo Silva. 1997

azkena

Día de reposo casi forzado, de resaca de algo, de desperezo, de querer y no poder, día en fin que sigue a la noche cálida, oscura y ruidosa donde se baila, canta y grita. Es el Azkena o festival de música donde cada uno comulga o conecta con el escenario a su manera. La edad media del público es alta, la vestimenta dispar, el amor a la música puede que sea la constante. Más mayores son los Matchbox que tocan ese rock y rockabilly de los primeros años, que el que no se mueve será que no escucha, por ahí llegan sus éxitos o los de Gene Vincent. Después, vestidos de crema, llegan cuatro, the guapos, con Leiva a la batería. Fuertes, intensos, guitarreros, de buenas melodías, enganchan con ese disco que estrenan tal día como el sábado. Plato fuerte después con Chrissie Hynde al mando de The Pretenders. Poderosa y elegante elevando la altura de la noche con temas conocidos, himnos de juventud y con guitarreo que no acaba. Un poco más con las trompetas de Calexico, un mucho de cansancio, ya queda un día menos para el siguiente festival.

domingo, 11 de junio de 2023

conversación

Cierro el libro, lo dejaré en la estantería. Y fíjese que me quedo con ganas de que hubiera seguido, las historias podrían no acabar nunca, se podrían contar hasta el último aliento. Será que hay que acabar una para contar otras. De primer capítulo grandioso, mil historias de fondo, de formas infinitas, de tiempos que vuelven y van, de conversaciones que se mezclan con otras, como si en ese bar estuvieran todos hablando a la vez, contando lo que pasó hace tanto tiempo, o casi ayer, imaginando cómo seguir viviendo a partir de ahora. Imprescindible o más.


Conversación en la Catedral. Mario Vargas Llosa. 1969

sábado, 10 de junio de 2023

estremoz.junio.23

En medio de esa nada que tiene de todo, dehesas inmensas, encinas aquí y allá, cementerios derruidos, carreteras que no lo son, tan sólo caminos de arena y piedra, allá las vallas y el ganado que se asusta de nuestra presencia, con vacas y toros mansos, supongo, el sol, las nubes, la tormenta a lo lejos, los truenos, las piedras del camino, y una inscripción, A.C.S. En medio de todo eso está la finca y todos nosotros, reunidos para celebrar, con comida, bebida y bailes, con piscina y fuego de campamento, con muchos de blanco, con muchos de colores y con perros con nombre. Celebrar la vida y brindar allá en Estremoz.
Parte de esa Portugal que no madruga en domingo y que parece dormitar en su tarde. Primero pasó el diluvio, luego Castelo Branco, con restos de muralla y torres en la cima, ahí el mirador. Con parque de ciudad, todo en calma, muy pocos, ¿donde están? Y que no falten los empedrados y las aceras de mosaico y los carteles de la izquierda que piden aumento de sueldo y las casas no habitadas, abandonadas, las que esperan tiempos mejores. El centro antiguo se cae, entre algunos naranjos se venden casas sin compradores, de escaleras estrechas. Todo bajo un sol mañanero de lunes que pica, más en el jardín del palacio del obispo donde hay olor, agua y rumor y estatuas de reyes, algunos de ellos llamados intrusos, algunas naranjas cayeron, las virtudes no. En un momento, a vista de pájaro, todo el conjunto parece un laberinto en miniatura. 
Es Monsanto una aldea portuguesa de pendientes imposibles y de formas caprichosas, las que creó la naturaleza en forma de enormes rocas y moles de granito a las que el hombre se adaptó para habitar el entorno. Y desde arriba todo lo que la vista puede ver, desde tejados a tierras, desde árboles a montañas, quizás una frontera tan invisible como real diga que allá está España. Con escasos turistas, con ese silencio natural que nunca descansa caminamos la dura subida al castillo, erigido, conquistado, reconquistado, piedras que pisaron los templarios, atalaya para divisar a los enemigos. Y alguien dio gracias en la capilla y alguien estuvo enterrado sobre la piedra excavada. Y ya sólo falta seguir, cruzar la frontera y comer en Coria, donde esperan a San Juan, que entonces correrán los encierros vestidos de blanco y rojo y donde el verano parece haber llegado ya.

miércoles, 7 de junio de 2023

historias

El beso en el vacío todavía me llega, fue de palabra.

Hay zarzuela, hay jotas, seguidillas, para que ella cante y quizás sueñe. 


Hay tantas historias en su cabeza como hojas en aquel árbol y en aquel otro.


Yo no sabía que las postizas podían hacer ruido.

hierba

Es bueno ver a la hierba moverse y no oírla, solo silencio aquí y también allá.

Y cuando es la pradera entera la que ondea, ahí y entonces querría que sonaran las trompetas para acompañar al murmullo.


Jugar con tinta y hacerlo, traspasar el papel, ver y leer desde el otro lado, leer al revés.


Esos rayos me calientan como si habitaran en un cuento en el que yo camino entre las páginas sin numerar.

costado

La luna a un costado, al otro el mundo. Enfrente lo que pasa, o la nada. La luna no se ocultó aún luciendo el sol, duerme, vela, o todo lo contrario, salta, vuela, suspendida durante unos segundos.


Y creció, indudable, ella y también su sombra que se puede alargar, que se proyecta sobre la pared blanca si apagas las luces y la miras con esa luz.


La indefensa luna, eso parece, escucha y se protege.