Se pregunta en el prólogo Jorge Volpi que para qué sirve una novela y se responde que para vivir las vidas que no tenemos, romper el aislamiento que nos separa, para sentir por un instante como sienten los otros o en fin, para observar por primera vez, sin calcinarnos, el estallido. Es el seis de Agosto de 1945 y los vivos después de la bomba nuclear de Hiroshima se preguntan qué significa no haber muerto. Y a través de una familia que sobrevivió el autor nos lleva hacia ese día y los siguientes, hasta la rendición del día quince, y luego cuatro años adelante, y así moviéndonos en el tiempo, retrocediendo y volviendo al presente vemos las consecuencias de lo que ellos denominaban la enfermedad de la radiación, e intuímos el horror y la angustia, inclasificables.
Lluvia negra. Masuji Ibuse. 1969
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