Tomamos el tren de Gatwick a Brighton. El cielo
es azul, no hace frío, vías y más vías, trenes aparcados, esperando turno.
Nuestro tren sin paradas, pasando por
apeaderos o estaciones antiguas que esperan otro tren. Arboles que no dejan ver
el campo, sólo a ratos.
Ya en destino, techo de estación antigua. Bullicio
y espera. Aparecen, susto. Pasamos de dos a cuatro. No está todavía la
habitación. Visitamos su casa, dos más dos gatos, negros, juegan, saltan,
cabriolas. Y al autobús, es el 700 y tiene dos pisos. Nos acercamos a Shoreham
by sea. Pueblo costero donde lo primero que buscamos es comida. Será india en
un cottage antiguo en blanco y negro. Sabrosa y con especias, picante. Uno de
los camareros nos pregunta nuestra procedencia, él es de Bangladesh. No aparece
que haya prisas en el local, creo que abrieron la cocina para nosotros. Luego paseo,
la playa es de piedras pero tiene pasarela de madera que hace el paseo
agradable, algo de brisa contemplando un frente de casas bajas, deseables. Se mantuvo
el respeto al entorno.
Visitamos después el cementerio de lápidas
torcidas en jardines en sombra. Rodea la iglesia donde se homenajea a los
caídos del lugar y donde se echa en falta la iconografía.
Ya de vuelta el paseo marítimo de Brighton se
llena de terrazas donde se cena pronto o se come tarde, y se bebe si no hay
hambre. Las sidras de sabores están de moda. Cenamos en italiano y paseamos. Los
días del orgullo dejaron suciedad en las calles que no ha sido retirada. Muchos
mendigos que piden o leen en colchones o sacos. El muelle con luces se adentra
en el mar y las tablas no juntas dejan ver la oscuridad, pero todos sabemos que
allá abajo hay agua infinita. Hay olor a churros, a más comida, y temperatura
ideal. Juegos de monedas que nunca caen y atracciones para niños y mayores. Se puede
uno sentar en una hamaca y ver la orilla con luces que se mueven y sentir que
nada pasa. El mar, sea cual sea, está en paz, calmado, sereno, cualquiera podría
decir que es una balsa de película, un decorado para una escena de amores en el
muelle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario