Árboles
de navidad, de color carmesí, todo luz. También miles de bombillas en los
árboles de verdad, blancas, lilas. Se ilumina Madrid, la gente en coche. En Atocha,
en un parking se ve a los que vienen o a los que se van. Con vasos en mano. Fiesta
que empieza o acaba. Hoteles arriba, con luces o sin ellas. Quizás la gente
haga el amor en las alturas, es cerca de medianoche. Un hotel se llama “only
you”. Suena a canción de entonces. Las hojas, amarillas, parecen haberse caído de
golpe, todas. Bicis que circulan sin luz, o escasa, insensatos repartidores y
malvados jefes que ofrecen ese trabajo en esas condiciones. Y olvidadizos
compradores que no saben cómo llega la comida a casa. Falta un mes para que sea
Navidad, el tiempo del olvido. Sigue el Black Friday, viernes interminable. Cuando
comeremos pavo. Cuando los mataremos, quizás en la bañera, sin rastro de
sangre. Cuando celebraremos el dar gracias. Quizás nunca, somos poco
cristianos, o poco practicantes. Dar gracias para qué, o por qué. Hay media
luna también. Quizás los del hotel han apagado la luz porque la luna ilumina su
cama. Crece o mengua, no lo sé, como el amor. A lo lejos rumores de coche
mientras las luces de la calle parecen no apagarse nunca.
Macarrones con salsa de pistacho
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Cocer la pasta durante 10 minutos y mientras tanto preparar la salsa de la
siguiente manera: Pochar un calabacín mediano cortado en trozos con piel.
Pelar ...
Hace 6 meses
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