Recuerdo su aparición en Niágara, un día
haciendo zapping, exuberante, llenando pantallas y planos. La rubia deseada. Difícil
soltar el mando, difícil cambiar de canal, un día veré sus películas. El libro
titulado Fragmentos lleva en portada una fotografía impagable, Marilyn mira
hacia una fuente de luz sentada en un sofá, girando su cabeza, la expresión
denota sorpresa, incluso inquietud, podría ser hasta miedo. El contraste de
colores magnífico, preparada o no, puede definir una vida. Dice el prologuista
Tabucchi que “la vida es una sola y nos obliga a ser una sola cosa, la que los
demás piensan que somos,….”. Quizás eso mato a Marilyn. La que pasó de ser una niña abandonada, “nunca
mas una niñita sola” a mujer casada a los 16 con James Dougherty y donde la
foto muestra sonriente a una chica que en poco se parece a la famosa actriz. De
ahí a alma atormentada. Dice ella que cuando quería escapar de su desdicha
acudía a “aquel domingo de cuando tenía
14 años porque fui todo eso aquel día..” (alegre y llena de esperanza). No valió
el recuerdo mucho más allá y el porvenir se volvió negro e inalcanzable,
definitivamente perdido.
Macarrones con salsa de pistacho
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Cocer la pasta durante 10 minutos y mientras tanto preparar la salsa de la
siguiente manera: Pochar un calabacín mediano cortado en trozos con piel.
Pelar ...
Hace 5 meses
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