Me pierdo en el viaje por el cerebro. Camino por el dormir, el beber y
el comer, por las emociones, por los desastres y enfermedades, por el amor, las
lenguas y la memoria, y saco poco. El lenguaje se me antoja complicado y las
correspondencias de facultades con anatomía y compuestos químicos se me hacen poco
cercanas al gran público. Me quedo con algún concepto, como esa asociación
entre el estado perenne de carencia del ser vivo y el deseo. Y acabo con la
frase de Dante, sacada de “La divina comedia”: “vosotros que entráis, abandonad
toda esperanza”.
Viaje extraordinario al centro del cerebro. Jean-Didier Vincent. 2007
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