sábado, 25 de mayo de 2024

podría

Releer lo leído sabiendo que yo lo escribí y sin encontrar rastro de mí en esas letras que suenan sin abrir la boca, que yo pasé por ahí, por esa puerta y olvidé encender la luz quedando todo en la penumbra que los visillos viejos guardan.

Podría reescribir el final o más bien continuar la historia y barajar los personajes haciendo travesuras, llevándolos y trayéndoles, hacer una saga de sus andanzas, dejar que lleguen a término sin acabar nada, a una nueva interrupción que llega cuando se cierra la tapa y con el libro entre las manos el lector se piensa si dejarlo en la estantería o en un banco de la calle o en un escalón de un portal al que accederá esperando a que alguien baje o entre y el susodicho lector se haga pasar por alguien que está esperando a alguien pero que sólo está esperando realmente a que la persona que le franqueó el acceso siga su vida sin recelar de él y le deje buscar la mejor ubicación para dejar las letras y palabras a la espera.

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