Acabé un libro que atravesó tardes de verano, varios de ellos, empezado y relegado, leído en tardes de estío que incitan a mecer las palabras al calor, a leerlas en alto o en susurros y a releerlas, un ejemplo, “Ella”, escrito en 1918 y publicado dos años más tarde.
Antología poética. Gerardo Diego. 1998
No hay comentarios:
Publicar un comentario