Evitar el descenso, la caída libre sobre todo. La gente se mira al espejo y se cambia cosas, se modifica pero solo exteriormente. Y eso parece valerles. Lo otro ya es más difícil, y no hablo de los órganos internos, hablo del alma que nos sostiene con vida.
No veo fantasmas azules con aureolas naranjas. No los veo tampoco en blanco y negro. No veo nada esos días de Halloween.
Libros que quedan cerrados después de haberlos disfrutado. Encadenados a una balda y protegidos del polvo por puerta acristaladla, listos para que alguien más, algún día, pueda darles vida de nuevo.
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