Las estrellas fugaces son tan fugaces como las miradas que intercambiamos con desconocidos en la calle. Aquellas caen de las iluminaciones navideñas, desaparecen y vuelta a empezar. Las miradas se olvidan pasados unos cuantos metros.
El garaje de la cuesta roja necesita una mano de pintura.
Tacones lejanos, una película que me gustó. Ahora oigo tacones cercanos, y no me gusta.
El trajín, las compras, las cenas, las comidas, o cómo continuar con las costumbres navideñas en tiempo de pandemia. No deja de ser una lucha contra la adversidad un tanto absurda y bastante ridícula.
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